Diario de un altermundista

La violencia indigna

El movimiento 15-M sufrirá a partir de ahora ataques furibundos de periodistas, políticos y demás analistas habituales de la prensa. Han encontrado, al fin, la excusa que buscaban, la violencia. Porque hubo violencia de algunos manifestantes, eso es incuestionable. Una violencia inaceptable y que quede claro, no estaba programada. La protesta ante el Parlament estuvo mal planteada, escasamente organizada y finalmente salió mal. El movimiento 15-M verá como baja su nivel de aceptación, que por cierto estaba por las nubes. Recuperar un apoyo popular mayoritario será difícil, sino imposible y todo por culpa de la violencia de unos pocos que han utilizado una protesta pacífica en su propio beneficio, para sacar su rabia y cubrir ciertas ansias de venganza. Elementos así no son bienvenidos en los movimientos sociales y, de buen seguro, tampoco en el 15-M. Hacer imposible su presencia en el movimiento y su vinculación será uno de sus retos. En las manifestaciones del día 19 comprobaremos si se consigue, como ocurrió en la noche de celebración de los aficionados del Barça en Plaça Catalunya.

Es lo que tiene la violencia, que indigna. Ahora lo ha hecho a periodistas y políticos que se han visto agredidos física y verbalmente. Pero la violencia, que tiene muchas caras, también indigna y ha indignado a quienes se manifiestan en el marco del 15-M. No solo me refiero a la violencia de la policía contra manifestantes pacíficos, que indigna, y mucho, sino a la violencia que sufren tanta gente en este país cuando no puede tener acceso a una vivienda digna, cuando la echan de su casa por no poder pagar la hipoteca, el piso se lo queda el banco y además debe seguir pagando las mensualidades de la hipoteca. Me refiero a la violencia que recibimos cada día los ciudadanos y ciudadanas, cuando vemos que la democracia de votar cada cuatro años es algo muy parecido a la dictadura del que tiene la mayoría. Me refiero a la violencia que reciben las mujeres, las minorías culturales, las personas inmigrantes y, sobre todo, quienes no tienen su situación regularizada. La violencia es deplorable, sí, pero toda, y quien ejerce cada tipo de violencia debe pagar por ello.

Los de ayer que lanzaron piedras y otros objetos a los parlamentarios catalanes deben asumir las consecuencias de sus actos violentos. Además deben ser rechazados por el 99,9% no violento del 15-M y de toda la sociedad. Pero en el Parlament había otros violentos, que estaban aprobando un recorte social sin precedentes, que llevará a mayor sufrimiento, inseguridad y miseria a miles de catalanes. Éstos violentos también deben pagar las consecuencias de sus actos. No se les puede acusar en los tribunales por algo así, por algo son ellos quienes hacen las leyes, pero sí que les podemos señalar con el dedo, decirles lo que pensamos y también rechazarlos. La violencia nunca es el camino, tiene muchas caras y ninguna de ellas la podemos aceptar.

Más Noticias