El socialismo es republicano

Hoy me siento francesa y griega

Francesa del 14 de julio de 1789 y griega del 24 de mayo de 2015.

En esta ocasión voy a ser sarcástica, ácida e irrespetuosa. Así que, las almas sensibles que se abstengan de leerme.

Porque hay ocasiones en que la buena educación y la tolerancia no son suficientes para contener el enfado y la indignación.

Me indigna que la Fiscalía Anti-corrupción haya encontrado pruebas de la financiación irregular del PP y que nadie clame airado pidiendo la defenestración del Gobierno en pleno. Nos gobiernan corruptos y callamos. ¿Qué será lo próximo? ¿Un partido de asesinos? ¡Ah, no! Que de eso ya hemos tenido nociones varias. Dan ganas de prender fuego a algo, pero nos han hecho escarmentar en la cabeza de Alfon y será difícil que nos decidamos. Aunque nunca se sabe. La revolución se fragua cuando la injusticia es insoportable.

Me molesta profundamente que una sociedad que tolera sin problemas una ley franquista como la Ley Mordaza, se permita el lujo de hablar del derecho a la libertad de expresión cuando un par de fanáticos han asesinado de forma terrible a la gente de Charlie Hebdo por ser libres (todo mi dolor para ellos).

Y hablando de libertad de expresión, me cabrea que imputen a Facu Díaz por bromear sobre un tema tabú para el PP. Que se lo hagan mirar, por favor, que es exactamente lo mismo que critican a los islamistas. Solo les falta aprobar la pena de muerte, como pide Le Pen, y ya cerraríamos el círculo.

Me enfada a más no poder que una compañía farmacéutica ponga un precio 180 veces superior a lo que cuesta producirlo a un medicamento, el que cura a gente que morirá sin él. Y que un ministro de Sanidad eche balones fuera y diga que es competencia de las CCAA. Y que la gente siga muriendo de hepatitis C. Luego irá a misa el domingo y se dará golpes de pecho. Infame. Pero eso sí, la reforma de la Ley del Aborto, esa cuanto antes. El único mandamiento que les preocupa es el 6º. De niños que mueren de hambre mejor no hablamos. Ni de curas pederastas, de eso tampoco.

Me entran ganas de llorar cuando leo que la concesión de un premio en EEUU permite seguir abriendo fosas del franquismo, una reparación a la Memoria Histórica que nos niega este Gobierno mezquino. Para ellos las únicas víctimas son las suyas. Y luego hablan de sectarismos y fanatismos. Cínicos.

Me enoja la gente que intenta hacerse pasar por lo que no es, como ese nuevo astro de la política, P. Sánchez (no confundir con P. Tinto). Por un lado acusa a Podemos de fragmentar la izquierda y estar al servicio de los poderosos y por otro, sin despeinar ese flequillo suyo tan poco progre, declara que es "positivo" el plan de inversiones promovido por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, porque "pone la semilla para crear estímulos". Le parece bien Junker. Y se cree con autoridad para dictaminar quien está a favor de los poderosos. Se cree el ladrón... "Partido Socialista", dice. Me entran ganas de echarme a reír, si no fuera por lo patético que resulta. Si mi abuelo y mis tíos levantaran la cabeza lo corrían, a él y a su cuadrilla, a garrotazos.

Sánchez es economista y se dice de izquierdas, aunque, como se puede comprobar, no es de izquierdas y de economía anda muy anticuado. Tal vez cree que ha ganado notoriedad mundial entre las gentes del ala izquierda al oponerse públicamente a las teorías de Piketty, en un debate cara a cara con el mismísimo gurú del pensamiento económico progresista. Al parecer, en la sala predominaban los fans de P. Sánchez, esto es: cuadros y dirigentes del PSOE, según se puede leer en las reseñas del acto. Como buenos socialistas, y pongan aquí todo el retintín que sean capaces, aplaudían cuando su líder se manifestaba en contra del impuesto mundial a las grandes fortunas. ¿En qué nos hemos equivocado? ¿Cómo hemos podido consentir que el partido de nuestros abuelos, por el que lucharon y murieron, caiga en manos de semejante calaña? Estoy francamente ofendida, como socialista, al contemplar tamaño descaro y falta de vergüenza.

Me indigna que los gobiernos conservadores de Europa intenten manipular y chantajear a los electores griegos. No cabe mayor desfachatez. Hablan de obligación de pagar la deuda a costa de la propia vida, si hace falta, pero olvidan que a Alemania se le condonó la mayor parte tras la II Guerra Mundial. ¿Cómo estaría Alemania ahora sin ese borrón y cuenta nueva? No lo sabremos jamás. Y espero que no lo sepamos de ningún otro país.

En fin, que hoy tengo un mal día y solo se arregla con un cambio radical.

P.D.: en AS somos Socialistas por Tsipras. ¿Y tú, apoyas tú a Syriza?

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