El socialismo es republicano

Las moquetas movedizas frente a las plazas

Se acercan los comicios de mayo y asistimos a un espectáculo mediático constante. Los partidos del R-78 se afanan en copar las cabeceras y protagonizar todas las escenas posibles. Conocemos más la cara la Cospe o de Susanita que la de nuestra propia madre. Cualquier frase nimia, cualquier pequeño acto de Rajoy y sus muchachos o de P. Sánchez, queda plasmado en las pantallas, entra en nuestras casas, nos invade, nos avasalla. Estos políticos "profesionales" se repiten más que los capítulos de Aquí no hay quien viva. Y lo peor es que el espectáculo es de similar calidad pero con mucha menos gracia. Si tuviera tiempo, buscaría las analogías y podríamos encajar a cada miembro de la casta en un personaje de la comunidad del Señor Cuesta (¿o debo decir Señor Rajoy?). Lo cierto es que son tan burdos y chocarreros estos castuzos, que merecen serie propia en la tele que más detestemos.

Pero vayamos al tema que pretendo abordar esta semana: las moquetas movedizas como contraposición a las plazas. Cualquiera que se haya aproximado mínimamente a los partidos al uso sabe que funcionan como una gran empresa, de esas con sedes fastuosas, enmoquetadas hasta el último rincón. Existe una cúpula que decide los asuntos más trascendentes, pero, bajo su paraguas, hay una pléyade de personajes secundarios, casi anónimos, que se encargan de que funcione todo lo importante. En ocasiones, uno de estos seres anónimos cobra protagonismo de forma inopinada ("Luis, se fuerte") y da al traste con la escenografía tan medida de los habitantes de las alturas. Si has estado en los pasillos enmoquetados, sabes que los que te van a resolver la papeleta son los secundarios, igual da que estés en una sede de un partido o en cualquiera de sus prolongaciones naturales (Diputaciones, Ayuntamientos, CCAA). Lo más útil es dar pronto con el director de escena y cruzar los dedos para no meterse en fuego cruzado. Porque, con frecuencia, existen bandos enemigos y guerras abiertas entre los comparsas de los partidos (estos fuegos cruzados y la torpeza de algunos propician muchas filtraciones jugosas). Los más valorados por las cúpulas suelen ser los fontaneros, capaces de solucionar las papeletas más comprometidas, aunque algunas no tienen solución posible (recordemos al ya insinuado Bárcenas, a Monago, Cristina de Borbón o Ana Mato, casos resueltos con desigual fortuna). Para un dios menor de la casta es bien sabido que si consigues llegar al fontanero tienes tu asunto casi resuelto. Luego están los pelotas, tan obvios que no voy a entrar a valorarlos. Solo diré que siempre hay pelotas especializados en llegar a los fontaneros y que saben mercantilizar bien su habilidad. Este es el triste panorama de los partidos políticos al uso. Nada de democracia interna, nada de transparencia, nada de fiabilidad. Moquetas movedizas, en suma.

Frente a un panorama tan desolador, los seres corrientes optamos por algo mucho más accesible: las plazas. La política que se hace en las plazas es política con mayúsculas, POLÍTICA. El hecho de estar fuera de la propaganda mediática constituye un pequeño obstáculo para quienes han estado al margen del 15M hasta ahora, aunque hay que reconocer que los Ganemos y los círculos de Podemos han acercado mucho la política a los ciudadanos corrientes. Todavía estamos rodeados de una aureola de marginalidad para los bienpensantes abducidos por los medios propagandísticos del sistema, pero poco a poco vamos desmoronando esa imagen y consiguiendo que mucha gente se acerque curiosa y se quede a participar. Nada tiene que ver el proceso de debate o toma de decisiones con los de un partido tradicional. Solo pequeños partidos de reciente creación (Equo, Alternativa Socialista, Los Verdes, etc.) mantienen una estructura similar. Por ese motivo se integran sin problemas en las plataformas ciudadanas. Si se tiene claro que lo importante es el objetivo común y no el protagonismo de un determinado grupo, la relación con los demás es mucho más sencilla. En estos movimientos de raíz ciudadana se respetan al máximo los modos democráticos, la inclusividad y la horizontalidad, dando voz a las minorías e intentando integrar todas las opiniones. Lo importante es lo común, lo que nos une, y el respeto. Tal vez haya pequeñas distorsiones en algunos temas, pero eso será objeto de otra parrafada.

Durante los últimos diez meses hemos asistido a un fenómeno muy curioso: la gran cobertura mediática que se le ha dado a Podemos y a todo lo relacionado con la nueva forma de hacer política que representan. La gran habilidad en el manejo de los medios que han demostrado sus responsables les ha valido una notoriedad y una presencia impagables para la causa. Pero de la causa hablaré luego. Volvamos a la gran cobertura mediática. Los partidos del R-78, encabezados por el PP, no han parado en estos diez meses de atacar a Podemos y a sus representantes. La intención al principio era clara: desacreditarlos, presentarlos como unos indocumentados, unos perro-flautas incapaces de nada bueno. Pero les salió el tiro por la culata y cada intento de hundirlos se convirtió para ellos en una oportunidad y supieron aprovecharla. Los vídeos en los que se veía a Iglesias o Monedero batirse el cobre con los palmeros del régimen se han viralizado en las RRSS y han servido de propaganda inmejorable para la nueva forma de hacer política. Cuando fue evidente que atacarlos era darles oxígeno, la casta optó por vetarlos e intentar sacar sus trapos sucios. Han resultado patéticos los intentos de igualar a Errejón, Iglesias o Monedero con ladrones tan experimentados como los que han gobernado y siguen gobernando en este pobre país. Como si el pago de un trabajo fuera ilícito, como si un error administrativo fuera un crimen (bueno, cuando entre en vigor la Ley Mordaza si va a serlo). Pretender equiparar a los citados representantes de Podemos con los castuzos de la trama Gürtel, trama Púnica, caso ERES de Andalucía o el tamayazo de Madrid, no demuestra más que un enorme grado de desesperación y una falta de munición certera.

El caso de Tania y la dirección de IU en Madrid merece una reflexión aparte. Si bien puede enclavarse dentro de la campaña orquestada contra la nueva forma de hacer política, sus derivadas en el entorno de las moquetas movedizas lo convierten en algo especial. Porque, para que negarlo, Tania se ha visto atrapada en esas moquetas movedizas que hay en IU de Madrid. La han querido utilizar para atacar por la vía consorte a Pablo. Ha sido mala suerte, un cúmulo desgraciado de coincidencias. Ser la mujer del hombre más odiado por la casta, ganar las Primarias en Madrid sin el beneplácito de la cupulilla que trapichea en Madrid con el buen nombre que le queda a IU, ser del grupo que intenta que las cosas cambien dentro de IU (qué falta de respeto para los pelotas y el fontanero, qué se habrán creído esta niña, Albertito y los demás), cometer errores de principiante en Rivas. Muy mala suerte, la verdad. Pero yo apoyo a Tania. Las veces que he coincidido con ella en actos, reuniones y asambleas me ha parecido una persona discreta, inteligente y sencilla. Espero que se le dé la oportunidad de demostrar que puede hacer mucho por sus conciudadanos. También espero que IU esté todavía a tiempo de salvar los muebles, por Tania Sánchez, por Mauricio Valiente, por Alberto Garzón, por Javier Couso, por Tasio Oliver, por Hugo Martínez Abarca, por Jorge García Castaño, por Carlos Martínez, por Lara Hernández, por Eva Jiménez y tantos otros, savia nueva que puede hacer mucho por la causa. Pero también por los viejos maestros que llevan tantos años intentando dar un giro que salve a IU del naufragio (Monereo, Anguita, Montes).

En cualquier caso, si las siglas se pierden, siempre quedará la gente, la buena gente. Porque para conseguir dar un vuelco ciudadano democrático a este país, la causa, necesitamos gentes de un amplio espectro. Como diría mi admirado Armando Fernández Steinko, necesitamos una izquierda mosaico que funcione de forma conjunta mediante los nuevos modos democráticos, horizontales e inclusivos. Una izquierda mosaico que recoja todas las tendencias y sepa integrarlas mediante el consenso. Necesitamos pluralidad, respeto, decencia, transparencia, DEMOCRACIA, en suma. Porque este país no va a aguantar mucho más. Vienen nubarrones muy negros y el individualismo, la mercantilización, la precariedad y la ley del más fuerte no nos van a llevar a buen puerto.

Así que, unámonos por la causa o no habrá salvación.

 

P.D.: dedico este artículo a mi compañero de Alternativa Socialista, Carlos Moreno, a quien debo la expresión moquetas movedizas. Gracias por regalarme su uso. 😉

Más Noticias