Cantando cisnemente

El mentiroso

Mariano Rajoy perdió las elecciones de 2004 por mentiroso y ha ganado las de 2011 como mentiroso. En 2004 envió a sus palmeros a vocear que el 11-M era ETA, y perdió. En 2011, nos cameló diciendo que él no subiría los impuestos, que subir impuestos es de izquierdas y de recesión, que hay que bajar impuestos como dios manda, como Rouco manda, como los mercados, Caperucita, mandan. Y ganó. Ganó mintiendo. Sin esperar siquiera cien días de cortesía con su electorado, va y nos sube los impuestos. O Rajoy nos mintió por su secreta filiación a la izquierda subidora de impuestos, o es un simple mentiroso de derechas.
De izquierdas no parece. La izquierda tarda siempre más tiempo en engañarte, en meterte en la OTAN, en congelar pensiones y en sanear los bancos sin encarcelar ni a los Lehman Brothers. Rajoy nos ha mentido demasiado enseguida para ser de izquierdas. Y ha puesto al calvo de los hermanos Lehman de ministro.

Quizá es que Rajoy es un artista. El artista, según Scott Fitzgerald, es un tipo capaz de creer en una idea y en la contraria y seguir funcionando. Como a Rajoy le hemos escuchado pocas ideas, y mucho menos las contrarias, tampoco va a explicarnos por hermosos y malditos este impuestazo a las peonadas o rentas de trabajo. El asalariado pagará 4.950 millones más. Es entre todos y no sé a cuánto tocamos. Las rentas ociosas o especuladoras o de capital suben solo en 1.250 quilos. Tocan a menos tras evadir.
Queda una última alternativa. Que sea el electorado el que ha engañado a Rajoy. Que el electorado sea Fausto camelando a Mefistófeles. La rebelión es una muy socorrida tontería que siempre se nos ocurre al acercarse Reyes Magos. Que claro, tristemente, son los padres. Terribles. De la patria.

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