Lo que nos queda

ADIÓS PEPE

No es lo mismo que te juzguen por recibir un soborno de 200.000 euros, para cumplir un oscuro acuerdo pactado en una gasolinera, a que te sientes en el banquillo de los acusados por ayudar a un amigo de la infancia a abrir una nave industrial en Saint Boi de Llobregat. No es lo mismo que te acusen de tráfico de influencias, a que lo hagan de cohecho. No es lo mismo tener un chalet adosado en Las Rozas, localidad cercana a Madrid, que un lujoso piso en Príncipe de Vergara, una de las calles del aristocrático barrio de Salamanca. No es lo mismo tener una cuenta corriente en una sucursal del BBVA en Madrid, que una cuenta en el Dresdner Bank, en Ginebra. No es lo mismo. Pero tampoco es lo mismo irse, que quedarse.

Hace trece años Pepe Blanco andaba por los pasillos del Congreso de los Diputados con un cuaderno azul apuntando teléfonos y nombres. Era el contable de la candidatura de José Luís Rodríguez Zapatero a la secretaría general del PSOE. No contaba donativos, ni blancos ni negros. Contaba votos. Los de los socialistas catalanes, los gallegos, algunos andaluces... Dicen que al final le faltaron unos cuantos y Alfonso Guerra se los dio. Fue así como José Luís Rodríguez Zapatero se convirtió en líder del PSOE y Pepe Blanco empezó a rellenar su espectacular currículum. Estudiante de Derecho en la UNED, diputado y secretario de Organización del PSOE, vicesecretario del partido, ministro de Fomento y portavoz del Gobierno

En las próximas semanas añadirá a su currículum la palabra dimisión. Él mismo ha anunciado que si "el juez decidiera finalmente dictar un auto de apertura de juicio oral, en ese momento haré lo que debo hacer, presentaré mi renuncia como diputado". Y parece que es, precisamente eso, lo que va a decidir el juez, juzgarle por tráfico de influencias. En su defensa Pepe Blanco alega que se limitó a "solicitar información en relación con un expediente atrasado en un proyecto del que dependían 400 puestos de trabajo, sin presionar ni condicionar la voluntad de nadie". Nada dijo el ex ministro de Fomento sobre si atendía las peticiones de todos los empresarios con problemas de licencias de apertura, o sólo las de amigos de la infancia. A lo que sí se refirió Pepe Blanco fue a lo que se ha dedicado últimamente. A reflexionar sobre las peticiones de dimisión que en su dilatada trayectoria política, él mismo, había solicitado. Amenazó, incluso, con publicar un libro sobre ese tema, y dijo que ya le ha dedicado tiempo a este menester.

Parece que está a punto de morir un político y nacer un literato. La pregunta es por qué sigue cobrando como diputado y de dónde saca y quién le paga el tiempo que dedica a la literatura, aunque sea cierto que de momento le siguen dando premios como político. El pasado mes de diciembre recibió el de Diputado Desconocido (ausente). Lo que nos queda.

Más Noticias