Lo que nos queda

Alfonso es más importante que Bárcenas

Una de la madrugada del sábado. Antes de apagar el ordenador echo un último vistazo a la prensa digital, para decidir el tema sobre el que escribir al día siguiente. Ha muerto Bebo Valdés. Barcenas se ha cansado de hablar ante el juez, aunque todavía no ha dicho nada. En Chipre siguen negociando que mejilla poner, para que la Unión Europea se la parta. La selección española de fútbol ha empatado ante Finlandia. La misma Finlandia que nos amarga la vida en Europa. Los propietarios de preferentes y los accionistas de Bankia van a perder mucho dinero. Al fin, después de nueve años de instrucción, juzgarán a Carlos Fabra. De los Fabra, presidentes de la Diputación de Castellón de toda la vida. El Tribunal Supremo va a revisar la sentencia de otro valenciano bien vestido, Francisco Camps. Los jueces Ruz y Bermúdez se pelean por llevar el caso Barcenas, después de cuatro años. La jueza Alaya no deja de enviar a gente a prisión por el despilfarro de dinero público en el caso de los ERE de Andalucía. Bajando con el cursor hacía bajo me entero que van a subir los premios en Roland Garros y al lado me encuentro con la historia de Alfonso. La leo. La vuelvo a leer. Me hace daño. Me enfada. Me conmueve. Me recuerda los recortes y la Ley de Dependencia. Me preocupa. Me golpea con la realidad.

Sábado. Enciendo el ordenador y vuelvo a encontrarme con las noticias que preocupan al mundo. El Papa que tardó diez minutos en ganarse la admiración de los tertulianos agnósticos por haber pagado la pensión donde se hospedó y llamar a su quiosquero para que ya no le envíe los periódicos a su apartamento de Buenos Aires, se abraza con el Papa que se fue, porque no había Dios que pusiera orden en el Vaticano. Chipre acuerda con la troika una quita del 20 por ciento para los depósitos de más de 100.00 euros. El PP no quiere ni jóvenes poco formados, ni en el paro. Dice Rubalcaba que "discutir entre nosotros no es la prioridad". Los sindicatos niegan que hayan cobrado de las aseguradoras en el caso de los ERES. Bersani intentará formar Gobierno en Italia. Están preocupados porque han llegado a los seis millones de pobres y hace unos años, cuando las cosas iban mucho mejor solo se permitían algo más de dos. Las albóndigas de Ikea vuelven a España.

No encuentro la historia de Alfonso. Ha desaparecido de las páginas centrales. Por fin, la localizo en la información regional. La vuelvo a leer. Me invade el temor de que mañana desaparecerá también de las noticias locales. Decido que voy a escribir sobre Alfonso, aunque sea tan solo para recomendar la lectura de su historia. Es mucho más importante que lo que cuentan las portadas de los periódicos. Lo que nos queda.

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