Lo que nos queda

Presuntos Inocentes

La infanta Cristina es inocente. Iñaki Urdangarín es inocente. Luís Barcenas es inocente. Miguel Blesa es inocente. El PP (o a quien corresponda la responsabilidad de su financiación) es inocente. Francisco Correa es inocente. Francisco Javier Guerrero, el ex director general de Empleo de la Junta de Andalucía, es inocente. José Blanco es inocente. Todos son inocentes. Hasta que la justicia hable y los condene, o los deje en paz. ¡Y vuelta la burra al trigo!
La presunta semana empezó con la noticia de un presunto dinero que presuntamente le dio Luis Barcenas a Eugenio Nasarre sin que, presuntamente, quedara constancia en ninguna contabilidad oficial. Tanto Barcenas como Nasarre no son presuntos porque yo los he visto en persona. Si la justicia no consigue demostrar que los fajos de billetes que los responsables de las cuentas del PP, entregaron a Eugenio Nasarre para costear su fundación, provenían de generosos empresarios en busca de contratos públicos, salir de la sede central del PP con un fajo de 30.000 euros en el bolsillo, y guardarlos como una donación anónima en la caja fuerte de una fundación, no sólo no será delito, sino que será algo de lo más normal.
De hecho, ya sabemos que no es delito, así lo sentenció la justicia, la relación de Francisco Camps con su "amiguito del alma" Alberto Pérez, el bigotes, ahora el barbas, o que en 1995, cuando España estaba inmersa en la penúltima crisis económica, un dirigente del partido de la oposición cobrara cerca de dos millones de pesetas al mes. El salario mínimo en aquel año no llegaba a 63.000 pesetas y el medio se situaba cerca de 200.000. Hay quien es capaz de preguntarse ¿pero qué quieres que cobrara el líder de la oposición? La verdad es que lo que cobrara el señor Aznar en 1995 es una incógnita, porque no ha trascendido. Sí sabemos, que su segundo, el señor Álvarez Cascos, ingresaba un millón seiscientas mil pesetas, al margen de su sueldo de diputado. Insisto, en 1995.

La presunta semana termina con la noticia de que el juez Castro ha decidido investigar a la infanta Cristina por presunto fraude fiscal. Presuntamente, Aizoon, sociedad mercantil de la que Cristina de Borbón posee el cincuenta por ciento, ingresó dinero del Instituto Nóos, la sociedad sin ánimo de lucro que presuntamente utilizó el apellido Borbón para llenar sus arcas de dinero público y privado. En este caso lo que tiene que demostrar la justicia es si hubo delito fiscal y si la Infanta era consciente de que el dinero que sacaba de Aizoon para pagar las reformas de su vivienda familiar, presuntamente tenía un origen ilícito y delictivo.
Lo acaban de leer. La palabra más utilizada en este artículo es presuntamente. Pero eso sirve para la justicia. En política las responsabilidades deberían asumirse mucho antes.
Por ejemplo ya deberíamos estar buscando al responsable de la decisión del Consejo de Ministros de ofrecer el permiso de residencia en España por dos millones de euros de inversión en deuda pública o por la compra de una casa que supere el medio millón de euros. Reconozco que hoy yo no podría acceder a la residencia de este país, pero tengo la suerte de haber nacido a este lado del estrecho de Gibraltar, más difícil lo tienen los hombres, mujeres y niños que a esta hora están subiendo en una patera dispuestos a cruzar el estrecho y sólo tienen dinero para pagar a las mafias que los transportan. Propongo que por cada presunto mafioso que se compre un permiso de residencia, se permute otro para un espalda mojada. Lo que nos queda.

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