Al sur a la izquierda

Izquierda Unida, en la encrucijada

También en el caso de Izquierda Unida, dimitir es una cosa que siempre les sucede a otros. Pese a su imputación por la jueza Alaya en el caso Mercasevilla, el primer teniente de alcalde y candidato de la coalición por Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, no piensa dimitir.

No sin cierta ruindad, el refranero dice a propósito de estas situaciones que no es lo mismo predicar que dar trigo, dado que Izquierda Unida viene exigiendo a los otros lo que no está dispuesta a exigirse a sí misma llegado el caso. Torrijos y mucha gente de IU piensan que, en realidad, no ha llegado el caso y que la imputación de la jueza es injusta. Torrijos no quiere ver que lo que está en discusión no es si él es o no inocente: lo que está en discusión es el cumplimiento mismo de las reglas de juego, y las reglas de juego dicen que si uno está imputado debe dimitir. Lo dicen las reglas de juego de la izquierda en general y las reglas de juego de Izquierda Unida en particular, pues la derecha no juega en esta Liga. Puede que la jueza se equivoque, pero es la jueza, de igual modo que puede que el árbitro se equivoque, pero es el árbitro, y los goles que él da por buenos deben subir al marcador, incluso aunque luego resulte que no lo eran. Lo decisivo no es que sea gol, sino que el árbitro diga que lo es.
Lo decisivo no es que Torrrijos se crea inocente o incluso que lo sea: lo que cuenta es que la jueza piensa que puede no serlo y ese pensamiento es el que sube al marcador. Al marcador de la justicia y al marcador de la política. Desacreditar ese marcador es desacreditar la política, la justicia y la propia izquierda.

Más Noticias