Al sur a la izquierda

Un cartel para un pueblo

 

Lo peor del regreso de la derecha a las instituciones no es la parte política, sino la parte estética. Aunque en esto tampoco se queda manca buena parte de la izquierda, con la derecha vuelve con más brío que nunca la caspa, los miarma, la Andalucía profunda y cañí, las esencias, las batas de cola, los sombreros cordobeses, los toros, qué digo toros, lo que en verdad vuelven son lottoro, vuelve el Rocío que en realidad nunca se fue, pero qué digo el Rocío, lo que vuelve es el Rosío, y de un momento a otro empezaremos a ver en la trasera de los coches el grito de guerra de la Andalucía auténtica, verdadera y sin complejos: la pegatina con la leyenda Zoi eppañó, andalú y rosiero, casi ná. ¡Pero qué arte, mi niña, que tiene esta tierra!

 

La última manifestación del regreso de la caspa ha sido el cartel de la Copa Davis, que empieza hoy en Sevilla. Lo que se ve en el cartel es una mujer con una bata de cola de color rojo con su buen estampado de lunares, si bien no se trata de lunares clásicos, que luego van diciendo por ahí que somos unos antiguos, sino que los lunares son pelotitas de tenis, con lo cual el artista, en un rasgo de ingenio, ha sabido enlazar el clasicismo de la Feria de Sevilla con la modernidad de nuestro tenis de vanguardia. La figura femenina del cartel apoya el pie calzado con un zapato de tacón rojo en lo que parece ser una plaza de toros, que debería ser la Maestranza, cuyo contorno lo forman figuritas de Bécquer, la Giralda, Trajano y algunas más, aunque los amantes de la tradición habrán echado de menos la presencia de Los Morancos, la Pantoja o el nunca bastante llorado Lauren Postigo, y eso por no entrar en reproches de mayor hondura, como no haberle puesto un sombrero cordobés a Trajano o una copa de manzanilla a Bécquer. ¡En qué estaría pensando el artista para haber dejado pasar esos detalles que habrían redondeado la imagen de esta Sevilla nuestra ante el mundo!

 

Desde el Ayuntamiento de Sevilla prefieren cargarle el marrón a la Federación Internacional de Tenis, organizadora (aunque no pagadora) de la final y responsable de la elección del cartel. Bien, vale, aceptamos pulpo como animal de compañía, pero la Federación no habría hecho tal elección sin la anuencia municipal. El alcalde Juan Ignacio Zoido, o para ser más auténticos, el alcalde Huan Innasio Soido, debería vigilar más estas cosas. Como diría Thomas de Quincey, se empieza recortando gastos sociales, lo cual no tiene mayor importancia, y se acaba autorizando carteles como este, lo cual resulta insoportablemente escandaloso.

 

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