Al sur a la izquierda

Como la banca, Arenas siempre gana

Mariano Rajoy ha celebrado en Sevilla su congreso este fin de semana y Javier Arenas celebra el suyo en Andalucía el 25 de marzo. Dicen las crónicas que Mariano Rajoy sale beatificado del 17º Congreso Nacional del PP, María Dolores de Cospedal sale reforzada, Javier Arenas sale ensombrecido por el poder de esta y José María Aznar sale como entró, sin darse por enterado de que ETA ya no es ETA e incluso sin haber advertido que Aznar ya no es Aznar.

Mariano Rajoy ha mantenido a Javier Arenas como vicesecretario y como tal continuará tras el 25 de marzo, independientemente de que consiga o no desalojar a José Antonio Griñán del Palacio de San Telmo. Pero no es lo mismo un vicesecretario que sólo es vicesecretario que un vicesecretario con mando en plaza y a quien el mando en plaza lo convierte automáticamente en un Vicesecretario con mayúsculas, en un cargo orgánico con poder propio y no con un poder meramente delegado y vicario. El pobre Esteban González Pons lo sabe bien: al no tener poder propio alguno, Mariano Rajoy ha decidido, un poco enigmáticamente, no nombrarlo nada. Eso no podría haberlo hecho jamás Rajoy con Arenas, y no sólo porque tienen una relación particularmente estrecha desde que en 2008 el andaluz salvara al gallego de quienes pretendían decapitarlo, sino porque Arenas tiene poder orgánico propio y porque tal vez tenga poder territorial tras el 25-M.

En cierto sentido, a Griñán le ocurre otro tanto con su nombramiento como presidente del PSOE en el 38º Congreso Federal: si conserva el poder tras el 25-M será un presidente con peso, poder e influencia en la cúpula del partido y si lo pierde quedará convertido en aquello que el gran Góngora, grande cuando se le entendía, se entiende, escribió a propósito de otra cosa: "En tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada".

No será desde luego el caso de Arenas, pero no porque Rajoy sea más generoso con sus perdedores que Rubalcaba con los suyos, sino porque ha acumulado tanto poder que puede permitirse ese lujo de los dioses consistente en ser extremadamente generoso. Lo cual quiere decir a su vez que si Arenas no consigue ser presidente dentro de cinco semanas el presidente del Gobierno se apresurará a rescatarlo de la intemperie de la oposición dándole un buen destino institucional. Lo cual quiere decir a su vez que Arenas no perderá en ningún caso tras el 25-M: o gana quedándose en Sevilla o gana yéndose a Madrid. Es decir, que, al igual que la banca, Arenas siempre gana. O como diría José Mota: ganar, lo que es ganar, gana.

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