Al sur a la izquierda

Sabotaje

Sabotaje. Es el título de una vieja película de Hitchcock que protagonizó Robert Cummings. Ahora están haciendo una nueva versión en Andalucía protagonizada por los principales alcaldes del PP. Ninguno de ellos es Robert Cummings, pero tampoco les hace falta. Lo importante es que la obra sea un éxito de crítica y público. Los alcaldes de Sevilla, Málaga, Granada y Jaén acaparan los papeles estelares, pero su actuación está muy bien apuntalada por eficaces secundarios como los alcaldes de Chiclana o Vélez-Málaga. El argumento es sencillo: todos ellos, en resumen, vienen desde hace meses saboteando la terminación, el equipamiento o la puesta en funcionamiento de las líneas de metro y tranvía que la Administración autonómica de izquierdas ha construido o está acabando de construir en sus ciudades.

Cada secuencia tiene sus particularidades, pero el mensaje de la película es solo uno: la Junta de Andalucía se gasta en acabar esos transportes públicos un dinero que casi no tiene y los alcaldes del PP buscan hasta debajo de las piedras excusas para retrasar las obras, no pagar su cuota municipal, proponer extravagantes alternativas imposibles de financiar o dejar que crezcan los jaramagos entre los raíles ya construidos. Es su manera de hacer política: intentar que otros no la hagan. Si Javier Arenas ocupara el despacho presidencial del palacio de San Telmo nada de esto, naturalmente, estaría ocurriendo. La película no se llamaría entonces Sabotaje, sino tal vez Javier y sus hermanos o, mejor aún, La fuerza del cariño. El cine y los políticos son así.

Como en las películas amorales de Tarantino, en esta que se rueda en Andalucía los protagonistas también son los malos. La buena es esta vez una heroína roja que Griñán situó al frente de la Consejería de Fomento y Vivienda a propuesta de Izquierda Unida. Si será roja Elena Cortés que cuando la nombraron consejera la prensa de derechas con menos luces le reprochó que no tuviera piso ni coche. ¿Conque consejera de Vivienda y vive de alquiler? ¿Conque titular de las carreteras y ni coche siquiera tiene? ¡Ajá! Pues bien, aun sin piso ni coche y casi sin dinero Cortés se lo está currando. En los dichosos metros y tranvías va a poner este año cerca de 400 millones de euros, pero a los malos no les parece bien, aunque el precio del sabotaje lo paguen los propios ciudadanos que les votaron.

Saben que Cortés no puede hacer otra cosa que invertir en transporte público, es su compromiso e intentará cumplirlo, independientemente de que sus inversiones sean saboteadas. El oficio de heroína es así. Y el oficio de malo también, dirán los alcaldes. Como protagonistas de Sabotaje están rayando a gran altura, pero como alcaldes nunca ganarían un Oscar. Y como adversarios políticos no digamos. El gran Nicolás Gómez Dávila, reaccionario pero no tonto, los dejó bien retratados en esta máxima: "No hay vileza igual a la del que se apoya en las virtudes del adversario para vencerlo".

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