Apuntes peripatéticos

El duelo que no acaba

Iba a peripatear en torno a otro tema, pero tendrá que esperar hasta la semana que viene. Y es que lo dicho anoche por Alfredo Pérez Rubalcaba no me deja en paz. Hablando de la pobre Marta, del sufrimiento de su gente y de la búsqueda que ahora empieza en el vertedero, el ministro ha manifestado, como si de un sabio refrán se tratara: "Hasta que no se encuentra el cadáver, el duelo no acaba". Llevo años admirando la inteligencia, el calor humano y la hombría de bien del encargado de Interior. Esta vez tampoco me ha defraudado. Tiene toda la razón del mundo. Creo que cualquier persona normal lo entenderá así.

Entonces, ¿qué decir del duelo diferido de los miles de familiares de las víctimas de la represión franquista que, antes de morir, quieren tener el consuelo de encontrar los restos mortales de los suyos, y a quienes el Estado no les está ayudando casi nada? Acabo de leer en El País lo que piensa al respecto el magistrado José Antonio Martín Pallín, uno de los paladines de esta batalla contra la injusticia. Coincidiendo con el primer aniversario de la tan debatida Ley de Memoria Histórica, Pallín comenta el "manto de silencio" que, tras la inhibición del juez Garzón, ha caído sobre el tema de las fosas comunes, y señala la "escandalosa pasividad" imperante. Los historiadores futuros, opina, tomarán nota de que, si bien el franquismo montó una Causa General para machacar a sus adversarios, la democracia no fue capaz de iniciar ni un solo procedimiento penal contra los aliados de Hitler y Mussolini. Parece muy probable que así sea. Qué desolación. ¡Y qué rabia!

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