Apuntes peripatéticos

Júbilo y desdén

La prensa de la ultraderecha, capitaneada por La Gaceta de los Negocios, está que trina ante el "fracaso" de la excavación que se acaba de concluir en las afueras del pueblo granadino de Alfacar. Resulta que Lorca no está donde siempre ha dicho el guiri gilipollas que tan pingües beneficios ha cosechado alimentando el mito del poeta "rojo" asesinado por las hordas fascistas. En cuanto a la Junta de Andalucía, se ha comportado con absoluta irresponsabilidad al seguir las indicaciones al respecto del mismo elemento. ¿Cómo es posible que no supiese, cuando lo sabe todo el mundo, que a Lorca lo enterraron un kilómetro más allá, en el "barranco" de Viznar?

El primer problema es que en dicho "barranco" no se empezó a enterrar hasta finales de agosto de 1936, cuando el poeta llevaba días muerto. Las investigaciones al respecto son terminantes. El segundo es que la mayoría de quienes comparecieron en 1980 ante la Comisión de Encuesta de la Diputación Provincial de Granada, creada para buscar el último paradero del poeta, indicaron no el "barranco", sino el lugar donde luego se creó el parque Federico García Lorca en Alfacar. Tampoco optaba por Viznar quien más sabía del caso en Granada, el periodista Eduardo Molina Fajardo, autor del libro fundamentalLos últimos días de García Lorca (Plaza & Janés, 1983).

Es cierto que no han hallado huesos en el paraje excavado. Pero también que hubo serios fallos en la preparación de la búsqueda. Yo recomendaría a quienes prefieren que nunca se encuentre al poeta que abandonen tanto su júbilo como su desdén. Aún puede aparecer.

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