Aquí no hay playa

Madrid: crónica de un modelo agotado

Durante los últimos 20 años, Madrid —al igual que Valencia— ha sido el buque insignia del Partido Popular, la joya de la corona. Durante décadas el partido de los recortes ha presumido de su espléndida gestión, su saber hacer, su desarrollo, su crecimiento y su economía. Y sin embargo, el panorama actual es harto diferente de lo que cabría esperar de un modelo próspero.

Uno de cada tres madrileños declara que no llega a fin de mes y siete de cada cien hogares se encuentra en situación de pobreza extrema, el paro se ha duplicado entre 2008 y 2014, acercándose al 20% a nivel general y superando el 45% en el caso de la juventud. La perspectiva es más desoladora si atendemos a quienes sí tienen empleo: el 84% de los contratos firmados en Madrid en el último año son temporales y el porcentaje de trabajadores pobres asciende al 11,6%. Esta radiografía laboral sólo es comprensible si atendemos al modelo productivo que nos han impuesto en los últimos 20 años y que puede resumirse en la expresión "monocultivo de ladrillo" que ha impedido la generación de un tejido productivo rico y diverso, generando un cuello de botella que ha impedido que las pequeñas y medianas empresas se puedan desarrollar e incorporar con éxito a los circuitos económicos.

Nos encontramos con grandes infraestructuras que, lejos de estar dirigidas y planificadas para atender las necesidades de la población, han ido encaminadas a satisfacer la insaciable avaricia de las grandes constructoras que han hecho negocio a nuestra costa, cuyo ejemplo más sangrante es, junto a las radiales que no usa nadie, nuestro particular aeropuerto de Castellón: la ciudad de la Justicia.

Este modelo, defendido a capa y espada por quienes pretenden arrogarse el monopolio de la buena gestión, nos ha llevado a una situación desastrosa caracterizada por el deterioro de los servicios públicos, la mayor presión fiscal de la historia, el aumento de la desigualdad, el maltrato de los trabajadores públicos y el endeudamiento generalizado de la administración.

Esta forma de gobierno se ha sostenido sobre una opacidad que salpica todos los rincones de las instituciones. Madrid es la Comunidad menos transparente de todo el país de acuerdo al indicador de Transparencia Internacional (24 puntos por debajo de la media, 65-88), llegando a ser la única que no ofrece un portal de transparencia. ¿Qué tipo de actividades han realizado durante estos años que les ha llevado a preocuparse tanto y tan bien de que nadie pueda conocerlas? ¿Habría sido posible que la Gürtel, la Púnica y tantas tramas de corrupción se desarrollasen en nuestra comunidad si hubiera existido un verdadero interés en que los mecanismos de control funcionasen?

No se trata de impugnar la totalidad de estas últimas décadas, consiste en reconocer que nos encontramos ante un modelo agotado. Ya no da más de sí. Ni siquiera han sido capaces de llevar a cabo sus dos grandes proyectos. Eurovegas y esas olimpiadas que nunca llegan se han demostrado como estrepitosos fracasos sólo al nivel de la incompetencia que han demostrado para gestionar lo público y dar respuesta a las necesidades de la población.

Saben que su tiempo se agota, por eso blindan las privatizaciones que se han demostrado perjudiciales para el conjunto de la sociedad pero muy beneficiosas para los bolsillos de unos pocos. Además de utilizar la estrategia del miedo, repiten una y otra vez que son ellos los únicos que tienen experiencia en gestionar. Nos lo dicen los Carromero, los Rato, los Blesa o cualquiera de los talentos cazados por Esperanza Aguirre. Los mismos que permiten que haya más de 250.000 viviendas vacías mientras utilizan el IVIMA para que los fondos buitres hagan negocio sin importarles las decenas de desahucios diarios y que la juventud no puede emanciparse.

Ante su ineficacia, su despilfarro, su desprecio, su corrupción y sus recortes, hay quienes estamos trabajando para conseguir unas instituciones a la altura de los madrileños y madrileñas, para que aprovechemos la riqueza y el enorme potencial que tiene nuestra región, en definitiva, para que tengamos el Madrid que merecemos.

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