Aquí no se fía

Cuando quiera y como quiera Angela Merkel

No nos engañemos: el rescate de España se sustanciará cuando le dé la gana a Angela Merkel. Poco o nada tiene que decir Rajoy: será en el momento y en la forma que ella quiera. Si la canciller prefiere un rescate inmediato, así se hará. Si le conviene dejarlo para más adelante, dudo que sirviera de algo empeñarse en lo contrario. He ahí la consecuencia de haber dejado nuestro destino en manos de Alemania y de los sumisos burócratas de Bruselas.

Una claudicación que viene de antiguo, pero que quedó inequívocamente de manifiesto cuando, en mayo de 2010, un timorato Zapatero decidió entregar armas y bagajes, víctima del pánico escénico. Superado por el efecto devastador de la crisis económica, incapaz de sobreponerse a las presiones que recibía de dentro y de fuera, el entonces presidente del Gobierno abrazó acobardado las recetas liberales de la derecha europea.

Aquel fue el principio de los recortes en que seguimos inmersos dos años y medio después, con los penosos resultados que todos conocemos. La persistente acción de la tijera, que Rajoy blande sin recato desde diciembre, va camino de dejar el Estado del bienestar hecho unos zorros. El número de personas sin trabajo se acerca deprisa a los seis millones y, mermada despiadadamente la protección social, abunda cada vez más la pobreza.

El gasto público, que debería haberse puesto al servicio de la reactivación, ha sido estigmatizado, como si la crisis fuera culpa del despilfarro y no de la contagiosa codicia de quienes manejan los hilos de las finanzas. Es verdad que hay alegrías que hoy no podemos costearnos y que quizás nunca nos debimos permitir, pero sólo a base de hachazos nunca arrancará una economía que algunos parecen empeñados en que no vuelva a ponerse en marcha.

Por si fuera poco, el Gobierno del PP se está aplicando a fondo con reformas largamente reclamadas por quienes defienden la desregulación para que los dueños del dinero campen todavía más a sus anchas. Un ejemplo ominoso es la reforma del mercado laboral, que sólo ha servido de momento para engordar las cifras del paro, gracias a las abusivas facilidades de despido que la nueva normativa concede a los empresarios.

Pérdida de poder adquisitivo de los salarios y de las pensiones, alargamiento de la edad de jubilación, rebaja de la prestación por desempleo, subida de impuestos indirectos como el IVA, que no distingue entre quienes tienen más o menos renta... De todo eso sabemos mucho los españoles últimamente. Pero más vamos a saber si se produce un rescate que, por supuesto, sólo llegarán cuando le dé la gana a Angela Merkel.

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