Aquí no se fía

No baja el paro, sino la esperanza de encontrar trabajo

Después de haberse burlado hasta la saciedad de los "brotes verdes" en tiempos de Zapatero, no me explico cómo el Gobierno del PP tiene el valor de aventurar –con la que está cayendo- que 2013 será el último año de la crisis. En pocos días lo han asegurado así el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el propio Rajoy; este último durante su discurso ante la Junta Directiva nacional del PP, tras la que -una vez más- no permitió preguntas de la prensa. Según ellos, hay indicios suficientes para pensar que volveremos a crecer de forma significativa el año próximo, aunque basta echar un vistazo a nuestro alrededor para dudar de que tales indicios existan.

 
Desde luego, no deben de referirse a la evolución del mercado de trabajo, porque los últimos datos oficiales –conocidos esta semana- son realmente pavorosos, por más que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, pretenda convencernos de lo contrario. Durante el mes de marzo, en efecto, hubo una pequeña disminución del paro registrado (cinco mil personas en números redondos), pero eso es sólo una verdad a medidas. Una de las verdades a medias que a los gobiernos –y en particular al de Rajoy- les gusta utilizar con frecuencia para que los ciudadanos crean cosas que luego ellos puedan afirmar que nunca dijeron.

 
Aunque el paro registrado por el antiguo INEM –hoy SEPE- experimentó un ligero descenso en marzo, lo cierto es que, lamentablemente, no se debió a la creación de empleo. Al revés: los contratos –tanto indefinidos como temporales- suscritos a lo largo de ese mes fueron 969.627; o sea, 85.000 menos que en marzo de 2012. Y eso sólo puede significar una cosa: que el paro registrado disminuyó porque cada vez son menos los que se apuntan a las oficinas de empleo, al haber perdido toda esperanza de que allí les ayuden a encontrarlo.

 
Hay un dato muy revelador: el colectivo "sin empleo anterior" lleva tiempo bajando, a pesar de que en los últimos doce meses se han evaporado más de 700.000 puestos de trabajo. Buena parte de ellos, por cierto, gracias a los desastrosos efectos de la reforma laboral impulsada por la señora Báñez. Pues bien, en el colectivo "sin empleo anterior" suele haber sobre todo jóvenes, entre los que -para desgracia de España- ya se vé cómo ha prendido la siempre inquietante llama del desánimo.

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