Aquí no se fía

Enhorabuena, señora Merkel

Por si no hubiera pruebas suficientes de la catastrófica gestión de la crisis económica que han realizado los gobernantes europeos, con Angela Merkel a la cabeza, la agencia oficial de estadísticas de Bruselas ha facilitado esta semana unos datos escalofriantes. Las economías de la eurozona cayeron en conjunto un 0,2% durante el primer trimestre de 2013, lo que significa que los diecisiete países que la componen acumulan ya nada menos que año y medio de recesión. La anterior, que tuvo lugar entre 2008 y 2009, duró trece meses.

Las políticas de austeridad a ultranza, dictadas por las autoridades alemanas y de las que ahora nadie quiere hacerse responsable, han llevado además la tasa de paro hasta un nivel desconocido: el 12% de la población activa de la eurozona. Aunque todavía está muy lejos de la existente en algunos Estados especialmente azotados por la crisis, como es el caso sangrante de España, donde hemos llegado al 27% con un número de desempleados que la EPA ya situaba a 31 de marzo por encima de los seis millones.

Para mayor gloria de los talibanes del ajuste, la pavorosa recesión en que nos han metido alcanza también a quienes parecían o se creían inmunes a ella. El PIB de Francia retrocedió un 0,1% en el pasado trimestre y lo mismo le ocurrió al de Finlandia, mientras que Alemania y Austria se quedaron por muy poco al borde del precipicio. Si se exceptúa a Francia desde que llegó Hollande, los otros tres han sido los más exigentes a la hora de pedir sacrificios sin cuento a las depauperadas economías del sur.

Pero los efectos contractivos del austericidio no sólo se han extendido como una mancha de aceite sobre el núcleo duro de la UE, sino que han arrastrado a sus veintisiete miembros, cuya producción global bajó un 0,1% entre enero y marzo de 2013. El dato empeora si se toman los doce últimos meses, pues en términos interanuales la contracción fue del 0,7%.

Ante este panorama, cada vez son más las voces que critican la obsesión por la consolidación fiscal y reclaman un mayor énfasis en las políticas de estímulo. Fruto de ello ha sido la ampliación en dos años del plazo dado a Francia y España para rebajar sus déficits públicos al 3% del PIB. Pero del impulso al crecimiento sólo se han oído hasta ahora buenas palabras y no se ha puesto en marcha ninguna medida efectiva que ayude a levantar la pesada losa del paro.

Seguramente porque a Merkel le cuesta mucho dar a torcer su brazo.

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