Hace un millón de años, en el debate para su investidura como presidente del primer Gobierno socialista, Felipe González se quejó de la herencia que recibía. Le dio réplica Leopoldo Calvo Sotelo con una dramática descripción de la España que Adolfo Suárez le había legado a él sólo veintidós meses antes. "Herencia por herencia –concluyó–, la mía fue peor".

Pues bien, si Mariano Rajoy tuviera que ceder el Gobierno, difícilmente podría decirle lo mismo a su sucesor. Porque no sólo le entregaría un país al borde de la ruptura territorial e inmerso en un irrespirable clima de corrupción, sino también con la economía hecha unos zorros. Peor, en muchos aspectos, de la que heredó de José Luís Rodríguez Zapatero.

Hoy, por culpa de sus desastrosas políticas, la inmensa mayoría de los españoles somos sustancialmente más pobres que cuando el líder del PP llegó a la Moncloa. No me refiero a que haya más pobres (que también), sino a que somos más pobres en conjunto, como muestra la renta per cápita, que ha caído de 31.118 a 29.118 dólares durante los últimos tres años.

Además, va a costar décadas recuperar el terreno perdido, debido al peso de la deuda pública contraída bajo el mandato de Rajoy, un auténtico lastre para nosotros y para nuestros hijos. Cuando se produjo el relevo en el poder, estaba en el 66% del PIB y ahora prácticamente equivale al 100%, después de haber subido unos 350.000 millones de euros.

Somos más pobres, estamos más endeudados y también hay más desigualdad. Ahí va un dato abochornante: veinte españoles tienen una fortuna equivalente al 20% de la población más pobre. Y, mientras, aumenta sin parar el número de familias que llegan muy justo a final de mes, viven de la caridad o simplemente están sumidas en la más pura indigencia.

Por si fuera poco, el amparo que les presta el Estado es cada vez menor, como consecuencia de los brutales, injustos e inútiles recortes de que ha sido objeto el gasto social. La sanidad, la educación, la dependencia, la cobertura por desempleo... cuentan ahora con menos recursos que en diciembre de 2011, a pesar de que son más necesarios que nunca.

El Gobierno, el PP y sus corifeos podrán decir que eso no es culpa suya, sino de los errores de Zapatero, y que pronto volverán a reinar entre nosotros la abundancia y la felicidad porque la economía crece ya no sé cuántas décimas. Lo dudo tanto como claro tengo que mucho han de cambiar las cosas para que Rajoy no deje a quien le suceda una herencia peor que la que él recibió.
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