Aquí no se fía

¿Cuánto queda en la caja de los ayuntamientos?

Las nuevas corporaciones locales y los gobiernos autonómicos que están en fase de constitución deberían tener la posibilidad de gestionar, en números redondos, la mitad de los presupuestos para este año, toda vez que a 2015 le quedan justamente seis meses. Sin embargo, el margen de maniobra real que tienen es bastante menor, pues el destino de la mayor parte del gasto viene predeterminado y, además, algunos de sus predecesores pueden haber caído en la tentación de comprometer el resto antes de abandonar el poder.

Para comprobar hasta dónde llega esto último, el alcalde Zaragoza, Pedro Santisteve, perteneciente a Zaragoza en Común, ha encargado un informe jurídico a los servicios técnicos de su Ayuntamiento, según comunicó ayer en una entrevista radiofónica. Y hace muy bien, porque él y los ciudadanos tenemos derecho a saber cómo han dejado las arcas públicas sus antecesores y, por lo tanto, con cuántos recursos cuentan de verdad los nuevos gobernantes para acometer las políticas que prometieron durante la campaña.

La estrategia del PP se está centrando ahora en poner en evidencia a quienes les han arrebatado tantos ayuntamientos y comunidades autónomas, ya sea a base de deslegitimar sus pactos o de rebuscar en sus biografías el más mínimo episodio reprobable. Pero de aquí a nada la izquierda emergente será acusada de haber adquirido compromisos imposibles de cumplir, y conviene que todos tengamos claro si efectivamente eran milongas o es que no les han dejado el dinero necesario para empezar a poner en marcha sus proyectos.

Los municipios y las regiones no nadan en la abundancia desde que estalló la crisis, en muchos casos por las deudas que contrajeron para emprender gastos cuanto menos discutibles y en todos por la brutal caída de la recaudación derivada de la falta de actividad económica. Aún así, el presupuesto conjunto de las capitales de provincia, por ejemplo, ronda este año los 18.000 millones de euros, de los que dos tercios corresponden a ciudades donde gobierna la izquierda, especialmente el PSOE y plataformas vinculadas a Podemos.

Son tres billones de las antiguas pesetas, que es una minucia comparado con lo que gastan las comunidades autónomas y la Administración central, pero que pueden ayudar a paliar mucho sufrimiento, siempre y cuando no se los hayan fundido los que estaban antes. Por eso, resulta altamente recomendable poner las cuentas en limpio, averiguar a dónde ha ido a parar hasta el último céntimo antes de que se produjera el relevo, no sea que al final los nuevos alcaldes tengan que apechugar culpas ajenas.

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