Aquí no se fía

El abuso de las horas extra

Los efectos de la crisis se vieron amplificados en España con ese arma de destrucción masiva de empleo que fue la reforma laboral. Las dos reformas laborales, en realidad: la de Zapatero de 2010 y la de Rajoy de 2012. Ambas se llevaron por delante derechos que había costado décadas conquistar y desarmaron a los trabajadores en su relación con los empresarios. Como era fácil prever, aquello trajo consigo un brutal aumento del paro y una galopante merma de la calidad del empleo. Mucha gente, que gozaba de estabilidad y de un salario razonable, fue puesta de patitas en la calle y sustituida por otra peor pagada y sujeta a contratos temporales.

Hay quien dijo entonces y continúa sosteniendo ahora que la reforma laboral sirvió para evitar males mayores y que sin ella era imposible la recuperación. Sin embargo, lo cierto es que, a día de hoy, no sólo seguimos sin alcanzar el volumen de empleo previo a la crisis, sino que el que existe es de mucha peor calidad. Conseguir un trabajo fijo a jornada completa constituye para muchos españoles una auténtica quimera, y disfrutar de una retribución suficiente para vivir con el mínimo desahogo es una inaccesible ilusión. Desconozco qué hubiese ocurrido sin reforma laboral; pero lo que ésta ha traído, la catástrofe que ha sido para los trabajadores, está a la vista de todos.

El empeoramiento de las condiciones de empleo llega con mucha frecuencia a la más pura y dura explotación. Un ejemplo de ello son las horas de más que algunos empresarios obligan a trabajar, sin pagar un euro a cambio. Bueno, algunos empresarios no; más bien bastantes, si hacemos caso de las estadísticas oficiales. Cada semana se hacen nada menos que tres millones y medio de horas extraordinarias sin remunerar y, por lo tanto, completamente ilegales. Eso equivale a más de cien mil puestos de trabajo, que se podrían crear en beneficio del empleo y de las cuentas de la Seguridad Social, que no están precisamente para tirar cohetes.

El Congreso, a propuesta del PSOE, ha tomado en consideración una proposición de ley cuyo objetivo es poner coto a la prolongación abusiva de la jornada laboral por decisión de los empresarios. Sólo los grupos parlamentarios del PP y Ciudadanos han votado en contra. Si finalmente se aprueba, será obligatorio que todos los centros de trabajo cuenten en el futuro con un registro fehaciente de entrada y salida de sus empleados. Deberá quedar constancia en él de los horarios reales, de modo que la autoridad laboral esté en condiciones de verificar si se ajustan a la normativa vigente. ¿Servirá para algo? No lo sé, porque ya se sabe que hecha la ley, hecha la trampa. Pero a quienes se la saltan hay que ponerles las cosas lo más difícil posible. Las horas extraordinarias son una lacra y lo que no se puede es mirar para otro lado y seguir sin hacer nada.

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