Aquí no se fía

Los grandes ganadores de la rebaja fiscal

Los cambios que pretende introducir el Gobierno en el IRPF van a disminuir la recaudación en 4.800 millones, según los cálculos de Hacienda. Y eso supone un ahorro medio por contribuyente de 270 euros al año, que tampoco es como para tirar cohetes.

Hay algunos que sí tienen motivos de sobra para estar contentos. Como contó Público.es hace un par de días, los treinta consejeros mejor pagados del Ibex 35 van a dejar de tributar en conjunto más de ocho millones entre 2015 y 2016; es decir, 270.000 euros por cabeza.

Entre esos treinta poderosos hombres de negocio figuran nombres que son de sobra conocidos: desde Amancio Ortega (Inditex) hasta Emilio Botín (Banco Santander), pasando por Francisco González (BBVA), Florentino Pérez (ACS) o César Alierta (Telefónica).

Para el común de los españoles, la rebaja del IRPF no va a ser gratis, si me permiten la paradoja. El Gobierno tendrá que sacar de alguna parte los 4.800 millones que dejará de ingresar, para no comprometer el objetivo de déficit más allá de lo que tolere Bruselas.

No es difícil pronosticar de dónde saldrá ese dinero, en un país que lleva cuatro años sufriendo el rigor de los recortes. La fórmula de siempre: menos presupuesto para pensiones, para servicios sociales, para becas... y, llegado el caso, una oportuna subida del IVA también.

En definitiva, otro hachazo allí donde más puede doler a las clases medias y bajas, otro hachazo que ni siquiera rozará a aquellos que mejor están capeando las inclemencias de la crisis económica, otro hachazo a la solidaridad y a la justicia social.

Habrá quien objete que esta vez, al menos, los cambios fiscales exigen un esfuerzo a las empresas, que deberán tributar algo más como consecuencia de la supresión de deducciones en el Impuesto de Sociedades. Y que a los bancos ni siquiera se les baja el tipo nominal.

Que no les vengan con milongas. Las grandes corporaciones, y en particular las transnacionales, hace años que tributan lo que les da la gana, compensando las ganancias de aquí con las pérdidas de allá, en una ventajosa planificación fiscal que se da por aceptada.

¿Quieren un ejemplo? Ahí va: las sociedades del Ibex que cerraron 2013 en números negros ganaron un total de 13.120 millones de euros. Y de esos beneficios sólo fueron a parar a las arcas públicas 800 millones; es decir, un 6,1%, a pesar de que el gravamen general es del 30%.

¿Alguien en su sano juicio espera que eso vaya a cambiar? El mimo con que el Gobierno ha tratado a los principales ejecutivos del Ibex en la rebaja del IRPF ayuda a disipar cualquier duda.
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