Aquí no se fía

Rajoy, esa máquina de destruir empleo

Por mucho que el Gobierno intente hacernos ver lo contrario, su balance en materia de empleo sigue siendo catastrófico. Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), conocida ayer, son concluyentes. A finales de marzo había en España 17.458.800 ocupados, frente a los 18.153.000 existentes al comienzo de la legislatura. Eso significa que, desde la llegada de Mariano Rajoy al poder en diciembre de 2011, han desaparecido 694.200 puestos de trabajo.

Ya ni siquiera puede aducirse que la tendencia del mercado laboral ha cambiado, porque en el primer trimestre de 2015 se volvió a perder empleo. Durante ese periodo, nada menos que 114.500 personas se incorporaron al paro, que si no creció más fue gracias al retroceso experimentado por la población activa. Un retroceso que tiene mucho que ver con la falta de expectativas de encontrar trabajo estable y digno, cada vez más extendida entre los ciudadanos.

Porque con Rajoy no sólo se han evaporado casi 700.000 empleos netos, sino que se ha producido un empeoramiento claro de la calidad de la contratación. Hoy hay 1.082.200 trabajadores a jornada completa menos y 384.000 a tiempo parcial más que hace tres años. Lo cual, dicho sea de paso, no es una elección, sino una imposición del mercado, como prueba el hecho de que haya aumentado el número de personas que buscan un empleo mejor.

Si el balance general de la legislatura es malo, en el colectivo concreto de los jóvenes resulta todavía peor. La última EPA de 2011 contabilizaba 5.505.600 ocupados con una edad comprendida entre los 20 y los 34 años. Sin embargo, en la del primer trimestre de 2015 sólo aparecían 4.487.000; es decir, un millón largo menos. El subempleo, además, es moneda corriente, pues hay 715.300 titulados superiores con un trabajo que requiere menor cualificación de la que ellos tienen.

Los efectos devastadores de las políticas aplicadas por el PP se han dejado sentir tanto en el sector privado como en el público. Y con mayor intensidad en este último caso, si hacemos la comparación en términos porcentuales. Desde que Rajoy llegó a la Moncloa, han perdido su empleo 420.200 asalariados del sector privado (un 2,8%) y 278.000 del público (un 8,5%), siempre según la información que suministra el Instituto Nacional de Estadística a través de la EPA.

Para los que desearían dejar al Estado en los huesos, probablemente no sea suficiente. Pero esas cifras demuestran que las cosas les han ido mal con el PP a los trabajadores de todas partes. Por no hablar de la devaluación salarial y de los esfuerzos adicionales que se han visto obligados a asumir –por exigencia de los empresarios– quienes tienen empleo y no han querido correr el riesgo de verse de patitas en la calle.

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