Aquí no se fía

No nos tome el pelo con el déficit, señor Rajoy

Rajoy ha consagrado su primer año de mandato, casi en exclusiva, a la reducción del déficit público. Al grito de "no se debe gastar lo que no se tiene", la ha emprendido a hachazos con las grandes partidas de gasto del Estado. Ha congelado las pensiones, ha recortado el sueldo de los funcionarios, ha reducido la subvención a los medicamentos y ha dejado el presupuesto de educación tiritando. Como ni aun así era capaz de alcanzar el objetivo fijado por Bruselas (6,3%), el Gobierno ha subido el IRPF y el IVA, sin importarle que los bolsillos de los ciudadanos estuvieran ya exhaustos.

Para justificar estas decisiones, que contrariaban flagrantemente su promesa electoral de no tocar el gasto social ni aumentar los impuestos, Rajoy se ha escudado una y otra vez en la herencia recibida. Según él, todos los sacrificios exigidos a los españoles en el último año traen causa de la mala gestión de Zapatero, que al dejar la Moncloa a finales de 2011 le endosó un déficit cercano al 9%. Ni siquiera ha tenido la decencia de admitir que eso fue culpa también de las notables desviaciones de algunas comunidades autónomas -como Madrid- que gobierna desde hace décadas el PP.

Los resultados de la política de recortes a ultranza son hoy más que evidentes, por mucho que Rajoy se empeñe en hacernos creer que las cosas están ahora menos oscuras que cuando tomó las riendas del poder. La economía sigue paralizada y no va todavía peor porque las exportaciones han crecido gracias al descenso de los salarios, que a su vez ha hecho añicos el consumo interno. Un solo dato refleja bien a las claras las consecuencias del camino elegido por Rajoy: el año pasado se destruyeron en España más de 800.000 puestos de trabajo netos, lo mismo que en 2010 y 2011 juntos.

Por si fuera poco, el balance de la lucha contra el déficit tampoco es como para tirar cohetes, porque los esfuerzos se los ha comido con creces el rescate financiero. Si incluimos ese gasto, que sumó la nada desdeñable cifra de 40.000 millones de euros en números redondos, el desfase de las cuentas públicas alcanzó en 2012 el 9,99% del PIB, frente al 9,44% del último ejercicio de Zapatero. O sea que con Rajoy no es que no haya bajado sino que incluso ha subido, y seguramente así lo confirmará en las próximas semanas la oficina europea de estadística, el Eurostat.

Cosa distinta es que, a efectos de la activación del procedimiento por déficit excesivo, Bruselas compute o no las ayudas a la banca. Pero no por ello han dejado de existir, ni han pasado inadvertidas en los mercados financieros y, por supuesto, llegado el momento, tendremos que pagarlas con sus correspondientes intereses. Porque eso de que las propias entidades van a devolverlas cuando puedan es algo que está por ver.

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