Aquí no se fía

Electoralismo y pensiones

¿Tienen derecho los ciudadanos a conocer las propuestas de las diferentes formaciones políticas que concurren a las elecciones? Estaremos de acuerdo en que obviamente sí.  Y los pensionistas, en concreto, ¿tienen derecho a saber qué piensan hacer unos y otros con sus pensiones? A mí me parece que también. ¿Por qué no iban a tener derecho a saberlo? ¿Entonces a qué vienen los reproches a Pedro Sánchez por haberse comprometido a garantizar el poder adquisitivo de las pensiones, vinculando su revalorización con el IPC, en el caso de continuar en la Moncloa?

Prometer es consustancial a los partidos, especialmente en vísperas de una consulta electoral. ¿O acaso PP, C’s, Unidas Podemos... no prometen? Es más, yo, como ciudadano, prefiero conocer de antemano sus ofertas. Porque así, y sólo así, puedo ejercer conscientemente mi derecho al voto. Otra cosa sería inimaginable. ¿O les parecería bien a ustedes que fuésemos a las urnas ignorando las consecuencias de la decisión que vamos a tomar? Sin tener ni la más remota idea de lo que pretenden hacer nuestros representantes, al menos sobre  el papel, con la confianza que depositemos en ellos.

Todos los partidos tienen no ya el derecho, sino la obligación de mostrar sus cartas antes de unas elecciones. Y llamar "electoralista" a quien lo hace es una soberana estupidez. Si Pedro Sánchez tiene la voluntad de garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas, claro que debe decirlo. Como han hecho otros antes que él y se seguirá haciendo en el futuro. Porque hay muchos votos en juego, por supuesto (en España cobran una pensión más de nueve millones de personas). Pero también, y sobre todo, porque sus perceptores tienen derecho a disponer a tiempo de esa información.

Lo que sería imperdonable es que, en asunto de tanta trascendencia, los partidos no dijeran una palabra, cualesquiera que fuesen sus intenciones. O que mintieran. Porque mentir para arañar votos sí que es electoralismo. Como el que hizo, por ejemplo, Mariano Rajoy cuando en 2011 aseguró por activa y por pasiva que no pensaba congelar las pensiones y, una vez en el Gobierno, le falto tiempo para congelarlas. O, mejor dicho, para establecer un mecanismo que en la práctica suponía una devaluación constante de su poder de compra. Aquello sí que fue, más que electoralismo, una absoluta tomadura de pelo.

No entro en si tenía motivos para decir digo donde había dicho Diego. De lo que estoy seguro es de que, si los tenía, no podían ser distintos antes que poco después de la elecciones. Porque la información sobre la situación financiera del sistema público de pensiones era en ambos momentos idéntica, y de sobra conocida. Rajoy mintió entonces a sabiendas; como en tantas otras cosas, sobre todo en materia fiscal. Recuerden en qué quedaron sus promesas de rebajar el IRPF o anular la subida del IVA que había impulsado Zapatero. Esperemos que Sánchez no haya decidido ahora repetir la jugada. Porque daría la razón a quienes no acaban de fiarse de él.

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