Puntadas sin hilo

EL MAL MENOR

 

El mal menor consiste en defender al que está con el argumento de que el que viene es peor. Ya saben a qué me refiero. Craso error. Lo que hay que hacer es cambiar y no refugiarse en él como resignación y coartada. El mal menor tiende a perpetuarse en su insuficiencia y en sus errores. Defender el mal menor sí que favorece al otro, al que viene, en este caso la derecha.

Para que quede claro: quienes defendemos la opción de izquierda no deseamos la continuidad de Zapatero para que venga la derecha, sino para que venga otra opción de esa izquierda. Nada de abandono del barco. Ésa es la diferencia con quienes atacan ferozmente la continuidad de Zapatero, pero para que venga la derecha, en este caso el involucionista Rajoy. El mal menor es la muerte asegurada por consunción de su representante, agravada por un chaqueterismo ideológico, por mucho que ese representante trate de vestirse de seda.

Y aun en la muy probable derrota, llámese Rubalcaba o llámese sorpresa, será una derrota sin tintes de catástrofe y guardando la compostura ética y política. Una primera etapa contra reloj, que dará pie a una nueva y verdadera carrera. Solo así se recuperaría el ansia democrática. No es nada contra Zapatero. Ni siquiera le reprocharíamos sus veleidades, dice que en defensa de España. Hay quienes pensamos que a España se la defiende mejor sin transformismos ideológicos, que suenan a fascinación del poder. Me asombra y me apena que el PSOE se haya convertido en un partido de derechas. Me asombra y me apena que Rubalcaba y Ramón Jáuregui estén en esa opción. Me asombra y me apena que Felipe González, en sus delirios universales, azuce esa postura. Pero no me asombra ni me apena que muchos, muchos, estemos en la opción de rechazo al mal menor.

 Y por supuesto, respetamos a Izquierda Unida. ¡Lástima que no se atempere en algunas cuestiones!

Más Noticias