Puntadas sin hilo

El Rey y los marquesados

 

¡Pero qué cosa más grotesca!  El Rey nombra marqueses a Mario Vargas Llosa y a Vicente del Bosque (que debe de ser que no tiene segundo apellido).  ¡Y la pobre Lola Flores se murió sin conseguir su sueño vital!  Lo grave es que, porque les agrade o por aquello de la cortesía, ninguno lo rechazará. Es más, ignoro si previamente se les sondea.

Echo en falta y me parece injusto que no haya hecho marqueses también a Xavi, Iniesta, Pujol, Casillas y demás componentes de La Roja, sobre todo teniendo en cuenta que no existe cupo limitado.

Creo que esto de los nombramientos nobiliarios es lo único negativo y pintoresco en la trayectoria del Rey. Es como volver a tiempos medievales, aunque, cierto es, tales títulos no se consiguen con sangre y fuego en conquistas de guerra e invasión, que luego el tiempo olvida y eleva a clases superiores a sus descendientes.

¡Pero vamos, que le hagan a uno marqués por haber entrenado a un equipo de fútbol, por muy campeón que sea, es, en mi opinión, ridículo! ¿Por qué no a Nadal o Fernando Alonso? ¡Y el cachondeo que se traerán con el nuevo marqués de Del Bosque, que tal es el título, los jugadores de La Roja y aficionados en los estadios!  

Mario Vargas tal vez escribirá página argumentando la bondad y coherencia de tales actitudes reales, dulcificando el entronque histórico y la necesidad de no desproveer de más prerrogativas a los monarcas del mundo.

Porque a lo tonto a lo tonto, y aunque popularmente sea mezcla de cuchufleta y celos, la gente está encantada  de que los hagan marqueses, a ellos, cónyuges y sucesores. Incluso si hubiera colas para apuntarse a aspirante a un marquesado, baronía, condado o ducado, tal cola superaría a la del paro.  

Pero reconozco que me corroe la envidia.

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