Puntadas sin hilo

¿Por qué los vascos no quieren ser españoles?

 

Probablemente con la sentencia del Tribunal Supremo sobre Bildu ha aumentado de modo considerable el número de vascos que no quieren ser españoles o se han radicalizado aún más.

El extraordinario historiador y maestro José Álvarez Junco escribió que "la patria son emociones compartidas". Por eso se puede añadir que hay tantas patrias como emociones se comparten. Hay patrias pequeñitas, patrias de amores, cada amor es una patria, patrias de amistades, y hay patrias universales de generosidad y misión sin fronteras, donde se comparte todo, también las emociones, con los desheredados de la tierra.

Sin embargo, si incluimos a indubitados demócratas, abertzales que han renegado de la violencia y violentos, más del 50% de la población vasca aspira a su independencia porque una patria sin Estado no les basta. ¿Se puede negar a un 20% que supone al menos esa población de izquierda abertzale no violenta el derecho a  participar y tener representación parlamentaria? ¿Hasta cuándo se puede mantener esta situación en un Estado democrático? Cierto que la Constitución española determina que una autodeterminación del pueblo vasco debería ser aprobada por la totalidad de españoles, pero ¿es esto justo, sabio y solucionador de tensiones? ¿No vivimos, no habrá vivido el Tribunal Supremo en la cultura de la sospecha? Imagino que los magistrados se habrán guiado por pruebas y no por calificaciones que la policía hiciera de los hechos.

También es sabido, y así debe ser admitido, que la circunstancia de que una sentencia no sea aprobada por unanimidad no le resta legitimidad alguna. Decenas de miles de sentencias en España y en el mundo se toman por mayoría y no por unanimidad. Éste es un principio de justicia universal reconocido. Naturalmente cabe recurso ante el Tribunal Constitucional, que deberá resolver con valor ejecutivo antes del próximo viernes y decidirá si pueden presentarse a las elecciones o no. Y más lejano, y ya sin fuerza decisoria, pero de gran prestigio internacional, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Viene esta sentencia a agregarse a las que para mí son verdaderas causas de esa repulsión:

  1. Es un fenómeno de masas provocado por una minoría.
  2. El vivir bajo amenaza sin violencia que sobrevuela el ambiente y que te hace difícil la vida y te excluye de la sociedad si no cumples las exigencias (casarse solo entre ellos, hijos a las ikastolas o no, agruparse en función de una ideología separatista o no, nombres vascos a descendientes de inmigrantes acoplados de otras partes de España...).
  3. Soberbia, romanticismo, chauvinismo de pertenencia a una raza superior, apoyado en Sabino Arana, lenguaje diferente, procedencia milenaria de una zona extraña, lejana y caucásica y no latina.
  4. "Lo que se guisa en casa sabe mejor", como lema popular.
  5. Por supuesto, motivos emocionales, no racionales, que ignoran y desprecian el hecho de no haber sido nunca un Estado.
  6. Motivos económicos subyacentes de vivir mejor sin carga alguna que el resto de España si consiguen la independencia.

Complejísima y dificilísima solución a un problema secular, que ahora esta sentencia viene a calentar.

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