Puntadas sin hilo

Alfredito ha enseñado la patita

 

Pero ¿qué habían hecho estos chicos? ¿Tenían armas, llevaban palos, volcaron contenedores, incendiaron coches, rompieron escaparates?

Alguien dijo hace años que ser Ministro del Interior, Ministro de la porra, Ministro de Orden Público, es algo que imprime carácter. ¿Habrá quedado marcada el alma de Alfredito?

Les están incitando a la violencia.

Quieren agostar su lucha, en la ruindad compartida por todos los partidos ¿políticos? de que el cansancio les venza y así hacerles caer en el olvido.

¿No dicen que Parlamentos y Ayuntamientos son la casa de uno? ¿Nunca se han manifestado  delante de ellos Asociaciones de Víctimas, Recogedores de firmas de la cadena perpetua, hinchas exaltados en la muy vecina Neptuno en Madrid o Les Corts valencianas? ¿Por qué no los disgregaron, se lo impidieron, les arrearon palos? Porque estos chicos les preocupan más, les asustan, temen que el estúpido sistema se cuartee.

Resulta que lo que ha quedado demostrado es que todos, todos, los españoles, incluido Alfredito, somos viejos: hemos perdido el impulso, la bondad, la inocencia, somos presos de la malicia y la desconfianza. Aunados todos en el Gran Batallón Nacional del Orden. Todos somos antidisturbios.

Claro, la disculpa de siempre, fueron ellos quienes agredieron a la policía, había incontrolados infiltrados, ya se sabe, los infiltrados, excusa número uno del catálogo de la represión bien temperada, impedían salidas aparcamientos... No hubo ni un representante político que saliese a hablar con ellos, ni Alfredito, ni Albertito Gallardón, ni nadie. Y don Cayo afirmando que el 15-M son ellos, es decir, Izquierda Unida, mientras su representante Ángel Pérez huía en su coche oficial y con su escolta. Y el PP diciendo que las protestas rozan ya el límite de la tolerancia. ¿Qué límites, qué tolerancia? Mejor, los palos. ¿Cuántas carreras ciclistas, cuántas maratones, cuántos desfiles, cuántas Cabalgatas de Reyes, cuántos viajes del Papa, cuántas manifestaciones antiaborto o de Familias católicas bloquean la ciudad, impidiéndonos acudir a nuestros quehaceres o salir de nuestros aparcamientos? 

Han matado la esperanza de esos que dicen que son nuestros hijos, han inducido a la resignación, que, por desgracia, la mayoría de la población acepta, ya no se sabe si satisfecha o compelida. Los porrazos pasan, pero la amargura permanece, ya hasta que sean como nosotros. Pero la razón siempre está de parte del que no tiene la porra.

Han fomentado la mayor repulsa política habida en nuestro país, que creo que es España, han propiciado la abstención, han hecho que en el fondo de nuestros corazones todos seamos Ministros del Interior, como el demócrata Alfredito.

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