Puntadas sin hilo

¿Pero qué democracia es ésta?

 

Yo pensaba que la democracia era disentir para tratar de llegar a acuerdos, y respetar, aunque no se acepte, la opinión del minoritario, pero no odiar políticamente al otro, descalificarle constantemente, y menos con insidias y mentiras. Y ello atañe tanto a políticos como a ciudadanos. ¿La democracia consiste en pelearse acerbamente por todo y en todo en el Parlamento o donde sea? Esto lleva a que muchísimos ciudadanos afirmen que España no es una democracia. No puede ser que los ciudadanos empiecen a despreciar, si no odiar, a los políticos. Aunque a veces lo merezcan. No es tolerable que no solo algún miembro del Tribunal Constitucional considere que es un tribunal secuestrado; lo grave es que somos los ciudadanos quienes estamos secuestrados por los caprichos y la ineptitud de los políticos. Ellos deberían ser los primeros en honrar la democracia, porque realmente esto empieza a ser un horror invivible.

Sin dudar por mi parte que este sistema político que tiene España es una democracia incuestionable, entiendo que ofrece unas particularidades que la distinguen del resto de las democracias acreditadas:

1. Vivimos en una crispación y tensión permanentes, que no creo ocurra en esas democracias.

2. Tenemos dos serios problemas independentistas en Euskadi y Catalunya que condicionan nuestro desarrollo democrático, ocupando parte del quehacer político, económico y social.

3. Nuestro sistema autonómico ha comenzado a cuartearse, ante el agravamiento de la crisis económica española y mundial, y sin que nadie tenga la buena fe y disposición necesarias para enmendar este destructor enfrentamiento por intereses políticos e ideológicos.

4. Somos incapaces de solucionar el gravísimo problema del paro brutal, y ello por nuestro retraso tecnológico para incorporarnos al mundo en condiciones no vergonzantes ni humillantes para cinco millones de españoles, más otros diez o quince que viven angustiados por su inmediato porvenir. Ello conlleva una fricción social aún sorda, pero real. En cuestiones capitales como ésta, los partidos políticos son incapaces de mostrar sentido común y cívico y llegar a acuerdos imprescindibles, como este del paro y en educación, que es vital.

5. La Iglesia Católica tiene una influencia política y social negativas como no ocurre en país alguno.

6. Elegimos a unos señores para que interpreten la Constitución y, si no sentencian como nosotros queremos, los descalificamos. Negamos el derecho a ejercer la democracia a 321.000 vascos tan legales como el resto de españoles, intentando aislarlos y consiguiendo hacerles la mayor compaña de publicidad imaginable para las próximas elecciones generales, y nos oponemos visceralmente a que sus representantes puedan ser alcaldes o concejales, pero no a que, por ejemplo, puedan ser jueces o fiscales, lo que constituye el colmo de la contradicción democrática. Y el odio y la deformación de opinión e información nos lleva a ocultar que los partidos mayoritarios firmaron y legislaron recientemente un acuerdo en vigor por el que esas formaciones legalizadas por el Tribunal Constitucional puedan ser ilegalizadas a posteriori  en caso  de confirmarse su connivencia terrorista, y sus alcaldes y concejales electos ser revocados de sus cargos, lo que no ocurría anteriormente, y que constituye la mayor garantía posible del cumplimiento democrático. (Por cierto, comenzando por exigirles la recolocación de banderas retiradas, de ser ciertas las informaciones, tal como sentenció el Tribunal Supremo, y que el Gobierno de España tiene la obligación urgente de hacer cumplir).

7. Leo en la portada del diario digital Público de ayer: "Las autonomías adeudan un 26,4% más que en 2010 y llega al 11,4 del PIB". "La morosidad sube en abril a nivel de hace 16 años. 115.000 millones de euros de activos dudosos". "El beneficio del Santander superará los 8.000 millones. Botín anuncia que el crédito no va a crecer en los próximos años". "La UE empuja a España a seguir adoptando reformas". "Telefónica quiere ligar el salario solo a resultados". "Los obispos insisten en que ahorran al Estado miles de millones".  Pero ¿qué democracia es ésta?

Todo es un disparate y un desorden. Los imputados de todas las listas, todos, estrenan o repiten en sus cargos sin el menor rubor;  se dice que hay que ahorrar, pero el imputado presidente Camps invierte 108 millones de euros en la Fórmula 1;  Artur Más y compañía comienzan a hacer de las suyas y los recortes ya son brutales para los más débiles; Catalunya reclama ya el pacto fiscal equivalente al del País Vasco, y Rajoy dice que escucharemos y luego se verá; blindan a Cospedal en sus cargos y ¡cómo no! en sus sueldos;  prometen suprimir 3.000 cargos en Castilla-La Mancha, de los que 2.419 son bomberos;  en el primer pleno del nuevo Ayuntamiento de Tres Cantos, de Madrid, lo primero que hacen los 21 concejales es subirse el sueldo un 30%;  los insultos vuelan ya no como faisanes sino como vencejos o como murciélagos, tratando de humillar,  arrinconar y desprestigiar al otro...   

Y eso es todo lo que sé. Pero mi previsión es que todo seguirá igual. O sea que la pregunta ¿Pero qué democracia es ésta? permanecerá.

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