¡Andá, si están vivos! Pues sí, y además vienen a dar guerra, guerra pacífica, quiero decir, que ya aprendieron la lección de Barcelona.

Algunos malpensados creían que cogerían un taxi de vuelta a sus ciudades cuando el sol de carretera les abrasase los sesos. ¿Te duelen los pies?, le preguntaron a un peregrino de la nueva insumisión. Más duele ver cómo viven en los pueblos, contestó, en una de las más hermosas y profundas muestras de la solidaridad humana. Por de pronto, su misión imposible ya ha tenido este efecto pedagógico.

Sin concha ni bordón, pero al final llegan a la Puerta del Sol un día antes del Apóstol patrono de España, que la cerró. Ellos quieren abrirla.

De las propuestas en cartera, ya han conseguido una: evitar los desahucios que han podido.  ¡Pero eso es violencia!  Ya; más violencia es que unas empresas llamadas bancos, que se hinchan a beneficios en plena crisis, atornillen hasta la codicia infinita a ciudadanos angustiados y empobrecidos que solo quieren tener un lugar en donde dormir ellos y su familia.  ¡Va contra la ley!  La ley, esa trampa que ricos y riquísimos y políticos gestores han inventado para que los débiles no se les subleven. Los echarán, pero seguiremos en la lucha, España no puede ser un país de chabolas y caridad. Y al menos hemos conseguido que los rectores políticos nos-les escuchen y estén asustados. Cambien la ley, con efectos retroactivos o no, busquen soluciones. Sí, somos una fuerza emergente, por eso unánimemente recomendaremos a los ciudadanos que voten al partido que prometa en juramento que la van a cambiar, con pactos pero sin artimañas. Los ciudadanos menos reaccionarios y más comprensivos con la desgracia ajena ya sabrán a quién votar, señores políticos, pongan sus cartas sobre la mesa y boca arriba, señores banqueros, no se cachondeen, no se sientan intocables, no son ustedes tan poderosos como creen.

No sabemos si nos dará tiempo a perfilar otras propuestas: Sin socializaciones, defendemos lo público frente a lo privado, sobre todo en educación y sanidad. Defendemos la reforma del sistema electoral, para que los votos de un banquero no valgan  más que los de aquellos pobres habitantes de pueblos y provincias sin representación equilibrada que hemos conocido en nuestro peregrinaje por España.

Esto no ha hecho más que empezar. No estamos muertos.  Madrid, 24 de julio del año 2011.

¿España país caducado? Hacía tiempo que no rezumaba tanta sinceridad. Son el antídoto contra la fatiga política de los ciudadanos.

Si España fuera un país decente, le daría al 15-M el premio Príncipe de Asturias de la Generosidad. Aunque lo rechazasen.