Puntadas sin hilo

La utopía y lo posible

 

 

¿Era una utopía el descubrimiento de América por Colón?

¿Era una utopía la Revolución Francesa?

¿Lo era la invención de la luz eléctrica? ¿Y del ordenador?

¿Era una utopía el voto de la mujer?

¿Lo era llegar a la Luna?

¿Era una utopía la democracia?

¿Un hijo es una utopía?

¿Era una utopía la Gioconda?

Desgraciadamente, ¿era una utopía la bomba atómica?

¿Es China una utopía?

No. Eran posibilidades difíciles, pero reales.

 

¿No es Dios una utopía?

¿Es el 15-M una utopía?  (¡Oh, cielos, qué acabo de decir!)

¿No es una utopía la cuadratura del círculo?

¿No son las utopías una coartada de ingenuos para justificarse?

¿No es una utopía volar sin alas ni motores ni ningún artilugio añadido?

¿No es una utopía la pureza humana?

¿No es una utopía la eternidad?

¿No es una utopía la desaparición de la guerra, de la codicia y de la crueldad?

¿No es una utopía creer que siempre va a ser todo maravilloso?

¿No es una utopía, de las más amargas, creer que cabe la utopía en la economía y en la política?

¿No son una utopía los utópicos?

Sí. Los utópicos malgastan la posibilidad de luchar realmente por cambiar en lo posible la realidad, y solo consiguen que esa realidad se endurezca.

 

(Para Arlekín, Binah, Croniamental, Javier Ochoa, Carpanta 600, Turbina y el desaparecido Capitán Araña Akracia, utópicos de pro)

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