Puntadas sin hilo

Opinemos sobre Llamazares

 

 

Opinemos lo más desapasionada y objetivamente que podamos.

Parece que es honesto mental y políticamente.  ¿Pero se es igual de honesto en un partido que no gobierna que lo que sería en uno que sí gobernase? Creo, imagino, espero, supongo que sí, Llamazares es como un misionero civil en la selva de la lucha por la igualdad y la justicia. Es un utópico poeta del duro secano de la realidad, es un asceta, un ermitaño en el Parlamento nacional de frailes en jolgorio. Llamazares es la sombra de sí mismo, que persigue pensando que no es inalcanzable.  Es confesor wifi de tanto desheredado de la tierra España. Es el tranquilo coche escoba de los sin fortuna o poca o muy poca.  El mando a distancia para cambiar lo pútrido. Es la coherencia razonada, el dato contrastado, la quimera posible en sus palabras, el conocimiento profundo de lo que habla y de lo que sueña despierto. Abierto a entendimientos.  No tiene pinta de traidor, ni de chaquetero, ni de mentiroso, ni de vendido, y novios no le faltan, es el alumno aplicado, y en el fondo envidiado, de la democracia.  Y también el odiado, el repudiado, el excéntrico, por tranquilo que sea, de las fuerzas a las que su solo nombre e ideología repugnan, heredero de todos los males que intentaron y aún intentan destruir España.  Llamazares, el indeseado de la derecha, y despreciado por eso que aún llaman PSOE.  Cartero del 15-M, trending topic de la decencia y de la de la reforma constitucional, el discrepante respetuoso, pero firme, perroflauta Llamazares.  Llamazares, ese lujo de España.

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