Puntadas sin hilo

La resaca

 

 

La principal consecuencia del debate televisivo de ayer es que la campaña electoral sobra. Ya no tiene interés alguno. Ahora sí que se puede afirmar el manido dicho de que todo el pescado está vendido, y también que el que gana, pierde. Los españoles han sentenciado hace tiempo, y contra eso no hay milagreros ni gurús que valgan. Los mítines que se celebren a partir de ahora, unos serán cantos victoriosos de confirmación, por mucho que por hipocresía se diga que aún no están ganadas las elecciones, y otros serán resignación y ocultas lágrimas. Los spots filmados serán esos minutos de publicidad que aprovechamos para hacer una necesidad fisiológica o telefonear a alguien. Vallas y carteles serán como los anuncios que rodean el césped de los campos de fútbol y que no hacen sino molestarnos, y las entrevistas a candidatos serán o exordios o lamentos.

En puridad no se debería hablar ni escribir más de ello, pero hacerlo de otros asuntos es como no ser correspondidos en el amor y huir para tratar de olvidar.

Aunque resucitara Pablo Iglesias, Rajoy, falso Popeye sin espinacas, ganaría. Y aunque resucitara Franco, que puede resucitar, Rubalcaba, ese chico para todo, perdería.

Este tiempo que falta para las elecciones es eso que en geografía se llama istmo, una franjita de terreno que une dos territorios. En él estamos y vamos hacia el terreno de lo desconocido. En el programa del Follonero del domingo pasado, una mujer gallega le decía ‘Tal como están las cosas hay que votar al menos malo’. ¿Y quién es el menos malo?, preguntó Follonero. ‘Rajoy’, respondió la mujer votante del PP, pero convencida de lo malo que es su líder. Y tenía razón: Rajoy es muy malo, pero Rubalcaba, mejor dicho, el PSOE, este PSOE, es peor; sobre ellos recae la culpa de la traición inexplicada. Se lo merecen y tienen que pagarlo, aunque España se hunda. Estas elecciones son la resurrección de la derecha más burda y cruel, de un lado, y la cremación de la lógica, de otro: la de aquellos que en lo social y en los derechos individuales han hecho infinitamente más, pero en lo económico se han pasado vergonzosamente al enemigo. Con éstos, el pueblo es sabio y los castiga duramente; con aquéllos, con los vencedores, el pueblo está ciego, borracho y encantado. Tiempo de silencio y de cadenas.

 

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Gota del día facilita:  ¿Cuáles creen ustedes que son las causas del paro?

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