Creo sinceramente que debo dejar de escribir durante al menos unos días: no se me ocurre nada.

Porque ¿de qué hablar? ¿De Berlusconi, que, con su forzada dimisión, abre la puerta a la esperanza de recuperar la Italia culta y maravillosa del cine y la canción popular? Los italianos han soportado el ultraje permanente de Berlusconi hasta que les han tocado el bolsillo y sus vidas se han empobrecido seriamente. Pero no lo han echado los italianos, lo ha echado Europa por su incapacidad de cumplir las reglas del club y sembrar desconfianza en los propios intereses de Europa. Bien echado sea, pero conociendo al personaje y también el carácter y las constantes disensiones italianas, ¿quién asegura que no volverá a presentarse como venganza cuando se celebren elecciones y ganarlas? Italia sigue siendo una divina comedia entre Dante y Dino Risi. Porque Berlusconi no ha sido más que un Vittorio de Sica casposo.

¿Hablar de España y de sus inminentes elecciones? Los lectores que hubieran llegado a esta línea huirían. La gente está ahíta. Además, ¿para qué?, ¿para decir que el PSOE no pasará a ser un partido testimonial porque el reparto de escaños lo impide por ley?, ¿para decir que los pequeños están contentos con sus juguetitos respetabilísimos pero con los que nada podrán hacer frente a la brutal paliza del PP?, ¿para decir que un partido vasco amparado por ETA consigue una buena representación parlamentaria?, ¿que resulte inadmisible que todos, todos, los dirigentes del PSOE, y Rubalcaba aunque no lo sea, no desaparezcan en bloque la misma noche del 20-N para propiciar el nacimiento, no mañana, de un nuevo PSOE genuino y no trapacero?, ¿que el argumento de los 120 años de historia es papel mojado?, ¿para decir que los españoles votarán masivamente a la derecha, incluida la extrema, para que oprima a los débiles hasta la mera y difícil supervivencia?, ¿que los ganadores serán incapaces de tomar una sola medida que no favorezca a los suyos?, ¿para decir que la torpeza de Rubalcaba ha sido enorme por aferrarse, con parchecitos, a la ruptura de principios que hundió a Zapatero, y por su lealtad hacia éste una y otra vez manifestada?, ¿que el PSOE paga por no haber hecho ninguna coalición, al contrario que el PP?, ¿que es un supino error que Rubalcaba haya elogiado grandemente la política de Griñán en Andalucía, sin haber aclarado, y reconocido si fuera preciso, lo de los ERE?, ¿que es triste que el 15-M no haya unificado opinión y clarificado su  apoyo?, ¿para decir que Europa, insaciable, tampoco perdonará a esta nueva y durísima derecha en el poder, y, aunque los ciudadanos crean lo contrario, se abre una etapa de inestabilidad y de penuria económica para los ciudadanos?

¿Hablar de si Urdangarin puede poner en cuestión la monarquía?

¿De si La Roja no habrá ganado la Copa del Mundo sin méritos suficientes?

¿De si hay que invadir Siria e Irán, y apoyarlo?

¿De cómo está la cosa que para 153 plazas de Policía Nacional se presenten 36.200 ciudadanos?

No, no, mejor guardar silencio y no escribir nada.