Son esos seres a la vez misteriosos y transparentes en cuyos cerebros anidan la duda y la esperanza.

Son esos seres que no se derrumban ni contaminan con tanta inmundicia del mundo.

Son esos seres que no se amilanan.

Esos seres que usan la razón y reclaman cordura.

Son esos seres que comprenden los difíciles equilibrios.

Esos seres que no creen en más Historia que la de hoy, y, tal vez, la de mañana.

Son esos seres que abominan de la caridad y las sopas bobas.

Son esos seres que tienen cinco millones de hermanos.

Esos seres que solo buscan y desean lo posible, sin los sueños de los iconoclastas de papel.

Son esos seres que no tragan con lo intragable.

Son esos seres que no quieren fusilar.

Son esos seres que quieren una justicia más perfecta.

Son esos seres que quieren que todo ciudadano pueda valerse por sí mismo, física, cultural y económicamente.

Son esos seres que no quieren que a nadie lo desahucien del alma de su casa.

Son esos seres que aman la libertad.

Que repudian la calumnia y la sospecha.

Son esos seres que creen en la ciencia y no en el averno.

No se sabe si son una raza en extinción.

Son seres sin retranca, sin ponzoña ni colmillo retorcido.

Seres fuera de todo calendario.

Seres que no se avergüenzan ante sus hijos porque son seres de limpia conciencia.

Son seres que no odian al diferente.

Pero seres que no son Hermanitas de la Caridad.

Son seres ternes en sus principios.

Son seres que no son títeres.

Son seres sin patria ni nación.

Son seres que no reniegan de las instituciones, solo quieren mejorarlas.

Son seres imperfectos.

Son esos seres demócratas.

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Gota del día:  El voto útil. Por fin, y a dos días, ¿se sabe si el voto útil es votar sin convencimiento a alguien para que no gane otro, o votar en conciencia, tenga probabilidades o no, a quien creas que recoge más y mejor tus ideales y pretensiones?