En feliz expresión de algún lector, efectivamente el año viene bravo.

Viene bravo porque no será necesario que Europa nos intervenga; ya lo ha hecho y parece que seguirá haciéndolo Rajoy, el cobarde bravo, condenando a la penuria a los más desfavorecidos y a las ex clases medias, sin venir a cuento y sin saber por qué, justamente quienes más le votaron, Rajoy el cruel, Rajoy el desagradecido.

Viene bravo porque los poderosos seguirán siéndolo.

Bravo porque este será año de más paro, en el largo camelo de los pasos a dar para disminuirlo, pero el hambre no espera.

Bravo porque ni siquiera sabemos, sabremos, qué tipos de trabajo propiciarán para que España abandone la caverna laboral. Tendremos que contratarnos de camareros o albañiles si los inmigrantes nos devuelven el puesto.

Bravo porque es la primera vez que un Gobierno pierde su credibilidad el primer día, haciendo exactamente lo contrario de lo prometido y mintiendo a los españoles, con falsas y estúpidas coartadas, Rajoy rey del engaño.

Bravo porque estos tipos del PP creen que todo se resuelve a palos, por muy de apariencia de seda que sean, bravo porque convierten España en un campo de concentración para sus neodesmanes, prepotencias y chulerías.

Porque se creen redentores, cuando no son sino verdugos de mínimas felicidades y bienestares.

Porque nunca nos explicaron por qué somos responsables.

Porque, ¡ironías de la confianza!, seremos un país de tercera.

Porque la cultura será la hedionda televisión.

Porque la ideología seguirá marcando la brutal división de la educación, con dura victoria de lo ultraconservador.

Porque bloquearán la información.

Porque España olerá a Opus Dei y Curia vaticana.

Y a tea-party americano, disfrazado de bonhomía aznariana y rajoyana.

Bravo porque no habrá crédito, eso que tanto prometieron.

Porque la calle volverá a ser de ellos, porque aquí no se mueve ni dios.

El año viene bravo porque la izquierda, PSOE mediante con los mismos muñecos, será incapaz de regenerarse y unirse.

Porque el capitalismo gana, como casi eternamente.

Porque el 15-M empieza a ser una ilusión óptica y fallida.

El año viene bravo porque la política está gravemente enferma.

Porque parece que estamos irremisiblemente condenados a lo mismo.

El año viene bravo porque hemos sido agredidos.

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