Puntadas sin hilo

La angustia permanente

Casi tan importantes y desestabilizadores como los recortes es el miedo en que vivimos por saber, y así nos lo anuncian, que van a hacer más y aún más duros. Vivimos en la angustia permanente. Lo peor es el futuro.
Reconozco que estoy desmoralizado. Y no entiendo nada. Cuestión de optimismo, pesimismo o realismo.
Rajoy, ya esa vergüenza nacional, dice, no pasa día en que no diga una bobada, que no está en el Gobierno para discutir con nadie; los jóvenes ya ni aspiran a ser mileuristas; y el hasta el viernes consejero del Banco Central Europeo, José Manuel González Páramo y no me extrañaría próximo Gobernador del Banco de España a instancia del PP, afirma que el crédito tardará años en hacerse realidad.
España es el país de la Unión Europea con mayores diferencias de renta; hay 11,5 millones de españoles pobres, y los que no lo somos hemos disminuido nuestro bienestar económico en al menos un 30%; los bancos se pelean por repartirse el botín de Cajas de Ahorros y bancos débiles; y entre las personas más ricas del planeta, en tiempo de crisis feroz, figuran 16 españoles, cuando el año pasado eran 14. Cuestión de optimismo, pesimismo o realismo.
¿Y esto por qué ocurre? Antes vivíamos con un cierto desahogo, y ahora, superada, o no, la iniquidad y mentira de que nos digan lo de vivir por encima de..., ya saben, sin conocer por qué y sin que nos lo hayan explicado, vivimos con complejo, temor o realidad de caer por el precipicio que se sueña en una pesadilla. Y sobre todo sin ser culpables de nada. Ellos, los políticos, se echan la culpa unos a otros, pero nosotros somos la diana. Y aún hay quien dice que no hay que protestar, manifestarse o ir a la huelga. Serán inútiles, pero es el único jarabe que tenemos contra esa angustia. Decididamente, en los políticos ya solo confían ellos mismos y la masa no pensante y acrítica. Ayer estuve en una boda y de 200 invitados 199 eran fachas disimulados o altamente conservadores. Y así es, creo, en toda España. Salvo en este blog de locos lúcidos. Los políticos y esa masa amorfa nos han conducido a una ‘democracia por obligación’, imponiéndola a la que de verdad llevamos en el corazón y en la cabeza.

Lo que ha ocurrido es que la derecha ha sido y es implacable y exterminadora, y la izquierda ni siquiera sabemos en qué consiste. Lo que ocurre es que unos están arriba, y otros abajo, en el diván de la angustia, en el miedo a lo que va a venir. No se puede vivir así, y los políticos que lo patrocinan son indignos. La gente está cansada, manipulada, apática, triturada, derrotada, asustada, sin dinero, con sensación de pobreza, con miedo, sin posibilidad de hacer nada, sin capacidad de reacción, agazapada en su casa esperando a ver qué pasa. Por eso las clases dirigentes, tanto políticas como sociales, saben que no viene revolución alguna, con la trampa de Grecia como ejemplo y guerra subliminal: basta con tenernos aterrados. Eso es lo que pasa.

Gota de ÚLTIMA HORA: No obstante, las manifestaciones de hoy-ayer han sido un éxito. Hasta los medios de comunicación más amarillistas y derechistas no han tenido más remedio que reconocerlo. Me he dado una vuelta por Cibeles y había la torta de gente.
Lo peor de todas las manifestaciones es que hay que cantar y corear ripios y lemas espantosos: ‘Botín, botín, no olvides el maletín’, ‘Reforma laboral contra Cospedal’. Y así. Deberían contratar a un buen rapero, o mejor a un poeta que los dignificase. Quizás al gran comentarista Arlekín, si accediese a bajar de la galaxia por ese tiempo.
La más hermosa, y masiva, fue la que se hizo contra la guerra de Irak, totalmente silenciosa. Si bien es cierto que Aznar no le hizo mucho caso.
El ensayo general ha salido redondo. Aún no está muerta la esperanza.
Y lo de siempre: Los sindicatos cifran en medio millón el número de asistentes en Madrid. La policía en unos 30.000.

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