Puntadas sin hilo

Crisis política, que no económica

El gravísimo problema de España es, en mi opinión, que no existe ningún político capaz de embridar la crisis económica, lo cual convierte la situación en una severa crisis política. Mariano Rajoy, con su petición de auxilio a Europa a través del ministro Guindos y después de tantos meses de promesas de confianza y felicidad, ha quedado descalificado como político válido por su capacidad de mentir y por su incompetencia manifiesta. Rubalcaba, eterno aunque eficaz segundón, no contaría con el aval de la credibilidad necesaria, por mucho que diga y haga: la gente no le cree, a causa de su pasado, del que no ha dado verdaderas muestras de enmienda, sino que se limita a retoques y apaños, en connivencia, además, con el partido gobernante. El rudo Cayo Lara está fuera del circuito del sistema, por el momento inexpugnable; corre en otra cilindrada: sus propuestas como revulsivo aparecen inviables a los ojos de la democracia de Europa y de la misma España. Los políticos nacionalistas están lastrados por sus excluyentes reivindicaciones, lejos del interés general. Rosa Díez es una Juana de Arco macarra en su chiringuito de joder la marrana.
Y la cosa se extiende como la gangrena: los sindicatos principales, con Méndez y Toxo, chapotean en el desprestigio y la indiferencia social. La patronal es eso, la patronal, los que ponen los vivan las cadenas en las relaciones e imposiciones de clase, históricamente enriquecidas pero hundidas en el fracaso económico, salvo el de ellos, claro.
Los periodistas y tertulianos, que algunos incluso se hacen llamar analistas políticos, en general no saben nada de nada y si embargo opinan y pontifican de todo. Yo incluido en la parte que me toque, por supuesto.
Los Premios Nobel de Economía unos dicen blanco y otros dicen negro. Los doctores en Economía todavía se dispersan más. Los banqueros, auténticas estrellas inmunes al descalabro, un día dicen que todo está en marcha correcta y promete, y al otro afirman que los síntomas son peores y más preocupantes que antes de la quiebra de Lehman Brothers, que hay que jorobarse con los hermanitos. Los que vaticinan revoluciones inminentes y aseguran el fin del capitalismo quedan permanentemente en la picota de los hechos que les contradicen. El 15-M está aún muy verde y por muy encomiables que sean sus propuestas, nadie, ni ellos mismos, están en condiciones de asumirlas en plenitud, aparte de que no pueden llevarlas a práctica por estar lejos de los centros de decisión.
Puestos así, ¿qué hacer? ¿Elecciones generales? ¿Para qué, con que conductores con unos mínimos conocimientos sólidos? ¿Un gobierno de concentración nacional? ¿Somos los españoles más flexibles que los griegos, lo permitiría la soberbia de los políticos actuales? ¿Gobierno de tecnócratas notables? Sería la muerte de la política. Solo los países débiles caen en ello.
El Rey por supuesto que nada puede hacer sino rogarles que lleguen a acuerdos, ruegos que ha hecho repetidamente y repetidamente no le han hecho caso.

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella le pide a san Isidro que ilumine a los gobernantes, lo que tampoco parece solución.
¿El auxilio de Europa? En esto del dinero nadie auxilia a nadie, y mientras la Dama de Hierro alemana esté ahí, Europa solo haría amagos, amén de la duda de que dispongan del dinero necesario para rescatar a España.
Ningún ciudadano debería ser tan temerario o frívolo como para desear que esto se hunda, y menos con chistecitos baratos de ‘Mariano, no llegas al verano’, y que venga la catarsis purificadora. Cualquier cosa es peor, la depresión, el corralito, la miseria. Aun los que crean que no tienen nada que perder, lo tienen y mucho: la anulación total de la sanidad, de la enseñanza, reducidas las pensiones y encarecimiento de precios a niveles de hambre, funcionarios despedidos, aumento del paro más allá de lo imaginable. La desesperación.
¿Qué solución hay? No lo sé, yo también nado en la confusión y la osadía de escribir, y veo que nadie lo sabe o nadie se atreve. Pero sí sé quiénes son los culpables: esos seres pequeñitos, lamentables y odiosos que llaman políticos. Porque esto es una crisis política. Pero si no sirven para esto, ¿para qué sirven? Deberían convocarse oposiciones a político. Eso sería el verdadero 15-M.

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Gota de la JUSTICIA POPULAR: El Movimiento 15-M ha creado un Tribunal Ciudadano de Justicia, compuesto por 20 miembros y 20 suplentes, para exigir cuentas sobre las responsabilidades bancarias de los gestores en la burbuja inmobiliaria, y someter sus conclusiones a juicio público, con devolución de los miles de millones estafados. ¿Es adecuada esta medida?

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