Puntadas sin hilo

Los abstencionistas

Los abstencionistas son la semilla no sembrada, y por tanto perdida y no germinada.
Los abstencionistas son los Poncio Pilatos de la vida.
Los que nunca se hacen responsables de nada y se acogen a los beneficios obtenidos por los otros.
Son los que se amparan en una legalidad, que quieren destruir.
Los que se consideran por encima del bien y del mal, desde sus confortables poltronas mentales.
Son los que, sin embargo, critican con saña.
Los abstencionistas son los representantes de la nada, perros de presa del vacío.
Los negadores de la posibilidad del progreso.
Los extraños viajeros.
Los echadores de culpas.
Los hacedores de sistemas de matemáticas impensables.
Defensores de las ciencias inexactas y filosofías espurias.
Los abstencionistas son unos que te miran por encima del hombro, y te dan lecciones.
Soldados que desfilan a pie cambiado.
Comodones ciudadanos, quejosos oficiales, sindicados sin
Los abstencionistas se creen libres, y sin embargo reciben órdenes permanentes, ya sea de partidos políticos, como veremos este mismo sábado, ya sea de la acracia más diluida.
Los abstencionistas son peregrinos sin destino.
Cantores castrati del mundo.
Conciencias de chicle, chuches de obediencias debidas, como también veremos este mismo sábado.
No computan con los que empujan.
Son seres encerrados en su solo juguete, para ellos de oro.

Son voyeurs de la política.
Practican formas arteras de abstenerse.
Los abstencionistas, como la Justicia en los ojos, tienen una venda en sus mentes.
Los abstencionistas no tienen cuenta corriente ni línea de crédito en la banca social.
Corren el peligro de ser confundidos con pasotas.
Defienden la libertad de expresión, salvo cuando hablan de ellos.
Los abstencionistas, entre Gógol, Ingmar Bergman y Tony Leblanc.
Los abstencionistas son seres que han decidido permanecer en el banquillo de la vida y de la Historia.
Si todos los abstencionistas del mundo no se abstuvieran en la inutilidad de su abstención, el mundo sería otro. Ésa es su fuerza dilapidada.
Son guerreros de revoluciones quiméricas.
Son, inconscientes, quienes menos defienden sus cuellos, aunque están todo el día dando la vara con el doctor Guillotin.
Los abstencionistas no son.
Yo, pero solo yo, no me fío de los abstencionistas, me abstengo de ellos.
Los mandados, los más tristes y dañinos, los que esta mañana pueden permitir que el mayor escándalo judicialpolítico de la Historia de España se consume. Son los del sí, pero no, quédese pero váyase, del Consejo General del Poder Judicial.
Los abstencionistas son los grandes ausentes del vigor de la democracia.

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Gota EPISCOPAL: ‘La Iglesia le ahorra 30.000 millones de euros al Estado’. Dice la Conferencia Episcopal. ‘La sociedad no se puede concebir ahora mismo sin la actividad de la Iglesia’, rematan. ¡Ja, ja, ja! ¿Y si probáramos a ver qué ocurriría sin esa actividad?

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Gota MADRILEÑA AL ALIMÓN: Botella no deja ir de putas callejeras, sancionará a los clientes; Aguirre multará el botellón con un mínimo de 500 euros y un máximo de 1.100. Son las nuevas tasas para asuntos tan trascendentes. Aguirre y Botella juran hoy la bandera.

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Gota FOLKLÓRICA: ¡Si estará mal el país que nadie habla del juicio por blanqueo de dinero contra Isabel Pantoja, que empieza dentro de diez días!

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