Puntadas sin hilo

El orgasmo nacional

Ahora lo que debería hacer el Gobierno es repartir una paga de 500 euros a los españoles. ¡Qué más dan 20 mil millones de sobra o de deuda! Es tal el contento que la victoria de España en la Eurocopa de fútbol ha provocado en la inmensa mayoría de ciudadanos, con la llamativa pasión de los jóvenes enrollados en la bandera, que cualquier otro asunto resultará irrelevante durante un tiempo. ¿Quién se va a preocupar porque Guindos haya dicho ayer, el mismo día de la final, que la recesión se agrava y la caída del PBI será superior al 3%? Los españoles no están para disgustos, y hay que reconocer que el fútbol al menos nos proporciona esta evasión legítima y útil, esta alegría en vena. ¿A quién le preocupa la fuerte subida del IVA que se anuncia inminente y que nos empobrecerá en lo más necesario para vivir? Oé, oé, oé. ¿Incluso quién ha pensado esta noche que Valencia es una falla ardiente de sus árboles? ¿Quién se va a preocupar porque los medicamentos ya haya que pagarlos, amén del óbolo de un euro por vez, recordando con fruición los goles de Torres, Silva, Alba y Mata? ¿Quién apagó esta noche la luz innecesaria para ahorrar ante la segunda subida del año que nos propinaron desde ayer, día de la victoria? ¿Quién hablará hoy en el curre de hipotecas, carestía de la vida y sombrío futuro? Casillas apenas tuvo trabajo y bailaron a los italianos, un goce para una semana por lo menos.

Cierto, el fútbol es la droga nacional despenalizada. Los enanitos de rojo son nuestros gremlins, nuestro videojuego real. Da igual que te anuncien un ERE, da igual que si te pones enfermo más de 13 días con baja médica te echan por absentismo si quieren y sin indemnización, en el agravio más infame e intolerable que se ha cometido en todo el tiempo de democracia y de no democracia contra los trabajadores y que éstos y los sindicatos ignoran y no existen medios de comunicación que expliquen y destaquen esta vuelta a la Edad Media, que se considere absentismo la enfermedad y que tengas que ir a trabajar para que no te despidan como si la salud dependiese de tu voluntad.

Todo queda cegado por la euforia de Rajoy y el Príncipe celebrando cual horteras los goles en pie y gritando, ellos sí que son patriotas y de los buenos. ¿A quién le importa la noticia de anteayer que recogía el descubrimiento de 4.500 trabajadores que cobraban el paro, o parados que trabajaban? Obnubilados con la bendita válvula de escape del fútbol unos y con la indecencia política otros, nadie se apercibe de que van a por el parado que haga chapuzas, pero no dicen ni se investiga de cuánto dinero dispone ese terrible trabajador ‘fraudulento’, cuánto gana, cuánto ingresa para sobrevivir él y su familia, nadie se pregunta ni le agradece que no mate ni sea violento y prefiera refugiarse en la trampa. Nos quedamos en lo anecdótico, en la superficie de los titulares, nunca se llega al fondo ni a sus causas. ¿A quién le preocupa por dónde van los mineros, y no se regocijó con el fracaso de Balotelli?

No, no es día de cavilar, no es día de críticas ácidas, no es día de preocupaciones por España y su futuro próximo. ¿Qué importancia vamos a darle a todo esto hoy y durante un tiempo si somos campeones de leyenda, como dicen al unísono? El fútbol es el único fármaco que no ha podido retirar la ministra esa y que no hay que pagar.

A mí solo se me ocurre una cosa: Señor Rajoy, no se ponga tan contentito con la victoria de España en la Eurocopa, y no trate de capitalizarla políticamente, no quiera ser usted Blancanieves; esta inyección en vena, este gotero de espera, esta respiración asistida, este orgasmo nacional se debe únicamente a los enanitos. A Zapatero le pasó lo mismo con la Copa del Mundo y ahí empezó su declive. Fútbol es fútbol.

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