Puntadas sin hilo

De qué avergonzarse

El señor Rajoy dijo en la precipitada clausura del Congreso del Partido Popular andaluz que no tenían nada de lo que avergonzarse.

Pues ustedes, Gobierno y sus votantes, tienen que avergonzarse de confundir democracia con dictadura.
De haber convertido el Parlamento en una carcasa vacía, en una caja de la risa.
De no cumplir ni una sola de sus promesas.
De haber dictado unas medidas que saben perfectamente que no servirán para nada. De hacer creer que saldremos relativamente pronto de la crisis, cuando, por ejemplo, Japón que nos da clases de gestión, tardó más de 10 años y sin burbujas inmobiliarias ni cifras de paro desorbitantes ni autonomías derrochadoras.
De la villanía de reducir las prestaciones de la sanidad pública, minando grave y subrepticiamente la salud de los españoles, y en especial con la severa disminución de las ayudas a la Dependencia de quienes no pueden valerse física o mentalmente por sí mismos, dejando la Ley en cenizas, algo para lo que el Diccionario no ha sido capar de encontrar una palabra adecuada.
¿No se avergüenzan de la amnistía fiscal, que permite blanquear y legalizar dinero de calcetines y paraísos fiscales, de la droga, del tráfico de armas o humano o de cualquier actividad ilegal en estos tiempos de penuria, de verdad que no se avergüenzan?
De haber desmantelado la educación en tiempo récord con el objeto fóbico Wert, como él mismo se ha definido, estableciendo, además, diferencias entre niños pobres y niños ricos.
De haber dado un golpe de Estado en los medios de comunicación públicos y ponerlos al servicio de su propaganda, como es la destitución de Juan Ramón Lucas y Toni Garrido en Radio Nacional de España. De destruir la credibilidad de estos medios, de poner como jefe de los Informativos de TVE a alguien, Julio Somoano, que hizo virguerías en la Telemadrid de Esperanza Aguirre. De haber roto el acuerdo parlamentario para el nombramiento consensuado del Director General de RTVE.
De no decir nunca la verdad, en contra de lo que presumen.
De haber conseguido que la Policía y los Antidisturbios recuerden tiempos pasados.
De haberle quitado la subsistencia mínima exigible a quienes han tenido la desgracia de haber perdido su trabajo y no encontrar otro.

De no atreverse a tomar medida alguna para que las clases poderosas coadyuven en la salida de la crisis. De cargar la crisis en quienes no la han originado y no sobre quienes la han causado. De ser incapaces o no querer establecer un impuesto a las grandes fortunas.
De tapar y tapar todo lo referente a Bankia, negando Comisiones de investigación, comparecencias que no les convengan y exigencia de responsabilidad alguna.
De mentir diciendo que no bajan las pensiones, pero bajándolas al no compensar la subida del IPC y con los recortes de las prestaciones, en especial los medicamentos.
De mentir también al decir que ustedes, al contrario que los anteriores, no bajan los sueldos a los funcionarios. Pregúntenle ustedes a cualquiera. Y si no, lo hacen las autonomías. Ah, y funcionarios no son solo quienes trabajan en un ministerio o diputación, funcionarios son los médicos, enfermeros, bomberos, policías, guardias civiles, antidisturbios, jueces y oficiales, militares de todo grado, jardineros, enterradores y un extenso etcétera que son lo mollar y el soporte de las estructuras y funcionamiento del Estado.
De la brutal subida de tasas de todo tipo, como si no fueran impuestos y no repercutieran en los bolsillos de quienes tienen que pagarlas.
De infundir miedo a los ciudadanos.
De estar deseando que Europa les diga qué tienen que hacer. De ser unos vulgares mandados.
De repartir culpas y no considerarse ustedes nunca responsables de nada.
De no reconocer, como ha hecho el presidente Obama en televisión en un gesto que le honra, que no ha sabido conectar con las emociones de los ciudadanos norteamericanos. Las emociones de los ciudadanos españoles no cuentan para nada. Sus sufrimientos no son respetados. Todo se resume en el ya para siempre famoso ¡Qué se jodan!, que será la indeleble divisa del Partido Popular.
De no ser decentes políticamente.
De haber llenado España de rabia, tristeza y miseria.
Y puede que los lectores les recuerden algunas cosas más de las que debieran avergonzarse, tan extensa es la lista.

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