Puntadas sin hilo

La casta de los cargos públicos

Será demagógico decirlo, pero cuando cientos de miles de españoles han dejado de percibir una prestación mínima de supervivencia, cuando las reducciones de pensiones es una sombra que avanza vertiginosamente en un rescate total o parcial, cuando las pensiones de los trabajadores autónomos son ridículas, especialmente si disponen de algún patrimonio por corto que sea, cuando los sueldos y la firmeza en sus puestos de miles y miles de funcionarios están en peligro inminente, cuando el despido de los trabajadores ya es libre, cuando tanta desesperación se apodera de quien no encuentra trabajo, nunca más si tiene más de cincuenta años, cuando tanta y tanta afrenta ocurre a toda una sociedad, es una inmoralidad legal, sí, inmoralidad legal, que al ex presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, se le conceda una indemnización de 208.000 euros en cómodos plazos de de 8.676 euros mensuales por haber estado más de tres años en el cargo, que se ha visto ‘obligado’ a abandonar, y ello arropado por unos vocales que no permiten la investigación de sus propios gastos, y además tendrán que pedir un crédito a Hacienda para pagar a Dívar.
Aquí, todo cargo público lo primero que hace es asegurarse su futuro. Son la casta de los cargos públicos, y entre ellos y para ellos se defienden con generosidad desde el principio de la era democrática. Lo de los ex presidentes de las Comunidades Autónomas es grandioso. Ellos se lo guisan, ellos se lo legislan y ellos, y sus herederos, se lo comen.

La irritación popular siempre surge por cuestiones consideradas de poca importancia. Pero el que no tiene un retiro sustancioso es bobo. Mal está en lo privado, en especial con los sonados escándalos de los directivos bancarios, pero en lo público sobrepasa lo obsceno. Canonjías, cesantías, caciquismos de rama, regalías, privilegios, momios, bicocas, chollos continúan formando parte de la secular tradición española, que la democracia trata de disimular. Se reparten nuestros dineros como si fueran cromos. Para que no se diga, fingen que se bajan sus sueldos un poquito. Hasta un buen número de ministros, diputados y senadores cobran dietas de comida y transporte como si vivieran fuera de Madrid viviendo en Madrid. Son engañitos y momitos. ¿Ustedes han visto a Felipe González, a José María Aznar, a algún ex ministro, a algún ex diputado o a algún ex alto cargo en la cola del paro? Es que si no tuvieran esas retribuciones y esas indemnizaciones y pensiones nadie querría ocupar esos puestos, argumentan. Vamos, no me hagan reír.

Se da la casualidad de que la demagogia nunca es inmoral ni amoral: es la verdad de la miniinjusticia social. ¿Ha sido Carlos Dívar más útil a la sociedad que cualquier conductor de autobuses municipales?

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Gota CATALANA: El Gobierno catalán pide peajes en toda España y rebajar su precio en Catalunya. Tiene toda la razón.

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Gota FARMACÉUTICA: Aprovechando lo del Pisuerga, la inflación sube al 2,2%, el mayor nivel del año a causa de que los medicamentos, además de tener que copagarlos, se han encarecido. No hay nada como gobernar bien.

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