Puntadas sin hilo

El levantamiento del velo

Rosa Díez, en su afán populista, recurre ante la Audiencia la decisión del juez Andreu de no intervenir judicialmente Bankia - que no significa que la querella no siga su curso -, alegando la querellante la necesidad del levantamiento del velo, dado que los políticos que nombraron a Rato y al actual Consejo son los mismos. Pronostico que la Audiencia fallará en contra de doña Rosa: solo faltaba para la ruina total de Bankia que un interventor judicial sea el que mande y no la dejen intentar la salida a flote.

El levantamiento del velo es una figura jurídica, larguísimamente esperada, consistente en la posibilidad de investigar actividades supuestamente irregulares de una empresa a través de sociedades ‘pantalla’ o interpuestas que pueden encubrirla. El disimule mercantil, que diría José Mota.

Pero el levantamiento del velo para suprimir el disimule debería aplicarse a casi todas las instituciones y personas de España, descubriendo así toda la ponzoña y mangancia posiblemente anidada:

Como noticia de primerísima magnitud, se debería levantar el velo para saber si Catalunya ha suspendido pagos a hospitales, escuelas y centros asistenciales concertados, esto es, geriátricos y dependientes, a causa de la mala gestión de la Generalitat o porque el Gobierno central no ha cumplido sus compromisos financieros con ella, o incluso los peor pensados podrían creer que la razón radicase en la pugna por el pacto fiscal. Y sobre todo, levantar el velo para saber por qué, como siempre, se ceban en los más indefensos.

Se debería levantar el velo para saber hasta dónde EEUU y Europa están dispuestos a ayudarnos definitivamente a cambio de qué, y si el pueblo español está conforme con ello. Más recortes, más madera, España arde como el camarote de los Marx con el soseras de Rajoy como cuarto hermano, solo con el puro y los principios cambiantes de Groucho. Deberíamos saber qué piensa realmente Rajoy en su fuero interno de la situación.

Se debería levantar el velo para saber el número de españoles que se han enriquecido con la crisis, cuánto, cómo y por qué.

Habría que levantar por fin el velo para conocer con detalle en qué gasta la Casa Real, - vestimentas, veraneos, múltiples beneficiarios familiares, gastos ocultos, etcétera -, la muy importante cantidad que le asignan las Cortes.

Debería saberse de una vez levantando el velo la cantidad exacta de miles de millones que se otorgan por todos los conceptos a la Iglesia Católica y cómo lo gasta, sus intocables beneficios fiscales, y por qué ha sido la única institución que no ha tenido la generosidad de rebajarse ni un euro lo graciosamente concedido por los españoles.

Habría que levantar el velo y exponer a la luz pública los derroches, malversaciones e intereses políticos durante años y años de todas las televisiones autonómicas, antes de dar carpetazo, privatizarlas y borrón y cuenta nueva.

Deberíamos saber cuánto cobra Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, eternizado en el cargo más duradero de la democracia.

Deberíamos saber cuántos españoles han sacado dinero fuera y cuánto, por si vienen mal dadas y un euro vale una peseta.

Saber cuántos miembros tiene colocados el Opus Dei en ministerios y todo tipo de organismos.

Saber qué se acordó en la última reunión del Club Bilderberg.
Saber qué persigue Gallardón con sus miserias éticas.

Saber si estamos dispuestos a aceptar al magnate de Eurovegas al precio que sea.

Saber qué ocultan y temen para que la inminente Ley de Transparencia sea tan poco transparente.

Cuántos millones llevan gastados en combustible los helicópteros de la policía que nos vigilan, cuánto han gastado en porras y pelotas de goma.

Habría que levantar el velo para saber por qué no quieren listas abiertas ni cambiar la Ley Electoral.

Levantar el velo para saber si los españoles están de acuerdo con la Constitución tal como está, o al menos que nos digan cuándo será el momento de saberlo, sin decir eso de ‘en el momento oportuno’.

Saber si estamos conformes con la Monarquía.

Si queremos que haya españoles que se mueran de hambre en nombre de las urnas.

Levantar el velo de por qué, desgraciadamente, España está de acuerdo con esta caverna de ordinarios e intransigentes que nos gobiernan.

Levantar el velo para saber qué delito hemos cometido y si ‘ellos’ no han cometido ninguno.

Habría que levantar el velo de saber hasta cuándo el pueblo está dispuesto a aguantar o es un mal crónico para el que no hay receta.

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