Puntadas sin hilo

Demócrata a tiempo parcial

He decidido ser demócrata solo los días pares. Serlo a tiempo completo resulta muy frustrante y pesado. Los impares necesito descansar, respirar, como el submarinista al que se le avería la bombona de oxígeno y debe salir a la superficie. Así, un día podré decir una cosa y al siguiente la contraria. Y no es chaqueterismo, aunque pueda parecerlo o serlo: simplemente que solo los muertos, ah, y los fanáticos, no cambian nunca de opinión. Además es mentira lo que tan célebremente sentenció Ortega y Gasset de que ‘yo soy yo y mi circunstancia’. No, yo soy yo y mis contradicciones. Y tiene la ventaja de que te puedes saltar la ortodoxia, especialmente la ortodoxia política.

Por ejemplo, yo no me siento demócrata si la bandera estelada es considerada incitación a la violencia.

No me siento demócrata si la bandera roja y gualda es la representación del patriotismo más tenso.

No me siento demócrata si el presidente del Gobierno desprecia a quienes se manifiestan.

No me siento demócrata si se les impide grabar las manifestaciones.

No me siento demócrata si cada vez hay más parados y el gasto en desempleo se reduce un 6,3%.

Si se mantiene la angustia de si le renovarán o no en febrero a quienes reciben 425 euros por toda prestación.

No me siento demócrata si la Constitución es eterna.

No me siento demócrata si los cientos de ex altos cargos tienen pensiones vitalicias o multimillonarias, y a los pensionistas se les putea y engaña con unas subidas que apenas les alcanzan para sobrevivir.

No me siento demócrata porque tengo la impresión de que España es una cárcel en la que el Gobierno nos tiene recluidos.

No me siento partícipe en una democracia en la que un Gobierno, por mucha mayoría que tenga, pueda hacer lo que le dé la gana, sin atender a ninguna reclamación social. Porque se puede llegar al absurdo, y no es improbable, de que lentamente condenen al hambre total y a la penuria a los ciudadanos, rebaja los salarios el 100x100, despida a la totalidad de los trabajadores que aún restaban en el país, supriman lenta pero íntegramente las pensiones, eliminen la totalidad de funcionarios y se queden solo los políticos, anule por completo la más mínima prestación social, reduzca a cero el cobro del paro.

No me siento demócrata en un país en el que unos incumplieron todo lo que prometieron, y otros prometen todo lo que incumplieron; otros van a por uvas nacionalistas, y otros solo están a verlas venir.

No me siento demócrata en un país en que jamás ha sido condenado un antidisturbios represor. En un país en el que a los policías no se les puede ver su número de placa encima del chaleco protector.

En un país de saña y venganza en el que no estoy seguro de que no reinstaurarán la pena de muerte.

No me siento demócrata en un país que no consensúa la educación, y la somete al yugo religioso.

En un país en que la justicia es un suplicio.

En el que la monarquía ya es jocosa, y en la que el rey de España declara al periódico New York Times que la monarquía continuará mientras la gente quiera, pero no aclara cómo se sabe si la gente la quiere o no. Un rey que va él a la redacción del periódico para la entrevista, como si alguien se pudiera imaginar que Obama o la Reina Isabel fueran también a la redacción de un periódico para ser entrevistados y no fuesen los periodistas los que tuvieran que ir a donde los citasen los Jefes de Estado.

En el que los medios de comunicación, especialmente las tv públicas, están sometidas a intereses bastardos.

Un país en el que sus políticos son siervos y esclavos de sus partidos, sin personalidad ni autonomía propias.

No me siento demócrata en un país en el que ser demócrata es una obligación y no una devoción.

Un país en el que los ciudadanos pasan frío en invierno, en el que los servicios básicos para vivir no están garantizados. Un país en el que comer es una hazaña diaria.

Un país de incomprendidas razones. Un país espurio, España.

No me siento demócrata en un país que no permite un mínimo de ensueño.

No, a mí no me toman más el pelo. Abjuro de todo lo que no sea hermoso.

Se admiten adhesiones por esas u otras causas.

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