Puntadas sin hilo

Cosas buenas y malas de EEUU, y una gota asesina

En un alarde de prestancia intelectual y capacidad crítica, en el artículo de ayer señalaron ustedes las cosas que admiran o más les gustan de los Estados Unidos:

Woody Allen,

el blues,

los indios,

las universidades,

las formas de acceder a una vivienda,

Bob Dylan,

el jazz,

su literatura y su cine,

que decir la verdad sea algo sagrado para sus ciudadanos,

el orgullo de ser estadounidenses,

el ser una tierra de oportunidades,

las guitarras eléctricas,

su espíritu de innovación e investigación,

Apple,

que ni la prensa ni los demás medios de comunicación se financien gubernamentalmente,

New Orleans,

Chomsky,

los científicos del MIT,

las series de ciencia-ficción,

la meritocracia,

la ausencia de envidia,

la admisión de crítica de todo el mundo...

A ello se podría añadir:

La Constitución, sometida a los cambios pertinentes a través de enmiendas,

la división de poderes, un sentido patriótico envidiable en el buen sentido,

que evoluciona de manera lógica e irreversible como por ejemplo con el nombramiento de Presidente de la nación de un negro,

sus figuras deportivas,

las dos intervenciones en las dos guerras mundiales,

Hollywood,

el número de Premios Nobel mayoritariamente estadounidenses,

la luz eléctrica,

la televisión,

el ordenador,

la escasa corrupción,

el respeto a las instituciones,

y particularmente, como debilidad mía, el Oeste, las películas del Oeste, fabulosa invención empresarial dado que, según ha explicado magistralmente Eduardo Galeano, el Oeste real no tuvo nada que ver con el reflejado en las películas.

Como cosas malas podrían señalarse: el incumplimiento sistemático de derechos fundamentales (condenas a muerte discriminatorias a negros y pobres),

el fomento de la violencia,

su egoísmo ante el exterior,

su imperialismo,

la explotación comercial del débil especialmente con el saqueo del petróleo,

su anticomunismo visceral y jurídico,

la defensa a ultranza del Estado de Israel,

basar su economía en la industria bélica,

su absoluto desprecio del cambio climático,

el tea party,

todas las guerras aparte de las mundiales que ha instigado en las que ha participado y perdido tras el inmenso daño causado,

su obsesión religiosa,

la existencia de 50 millones de pobres,

su sanidad no universal,

el bloqueo de Cuba,

su control de fronteras sometiendo a todo tipo de requisitos excesivos,

un estado policial con múltiples canales de vigilancia...

En resumen, de 1 a 10 en orden de bondad ascendente, yo le daría un 5. ¿Ustedes?

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Gota ASESINA: Reconozco, y no es chufla, que tengo una pena más que considerable: Diversas comunidades autónomas está privatizando la gestión sanitaria de los hospitales públicos, que hasta ahora de modo vergonzante venían haciendo de la gestión administrativa, comidas, y limpieza. Es decir, asesinan una de las mayores conquistas de la democracia en España. Convierte lo público en privado y por tanto en negocio en una materia absolutamente crucial. Es una puñalada en el corazón de la sanidad pública.

Amparándose en la crisis propician el liberalismo más feroz y descarnado, haciéndonos creer que con este cambio la sanidad española será más rápida y eficaz, con la trampa añadida de que continuará siendo universal y gratuita-

Ya no es por la defensa de los puestos de trabajo de los profesionales, que quedan sometidos al capricho de los nuevos empresarios: es que habrá menos personal, menos medios técnicos, concentración de especialidades con la consecuencia de una peor atención, cierre de laboratorios, concesiones a los amigos, disminución de la libertad de los médicos, depositando todo el poder en los empresarios negociantes.

Los ciudadanos asisten o ignorantes o impotentes ante el despojo de sus derechos básicos. Pero antes o después se enterarán de que no hay nada más vil en la conducta de un político que comerciar con la salud del pueblo.

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