¿Podríamos volver a confiar un poquito, por un tiempecito, en Rubalcaba al anunciar que pedirá una comisión parlamentaria de investigación, y una querella ante el juez Ruz por todo lo relacionado, y detallado, con el caso Bárcenas y corrupción del PP? ¿O su crédito está íntegramente extinto y ni los ciudadanos de derechas ni de izquierdas le avalarán? Yo sí le concedo el favor porque entiendo que es la única postura para que España pueda salir del atolladero político, y consecuentemente económico y social, en el que está metida. No porque espere que el Parlamento vaya a aceptar la tal comisión, o, si la acepta, la manipulará y cercenará, ni porque el Presidente del Gobierno o el Ministro de Hacienda comparezcan para rendir cuentas objetivas, sino porque comprobaremos hasta dónde la justicia es eficaz, incorruptible y apolítica. Veremos si el juez Ruz, y todos los estamentos de gobierno de la justicia, resisten posible embates.

La situación es tan grave que, sin caer en pesimismos ni alarmismos, nada hay ni previsiblemente habrá durante mucho tiempo más importante y trascendente que este asunto. La democracia está en serio peligro, y las sombras del populismo van tomando cuerpo. La desconfianza ciudadana en la política es total, y ése es el peor pronóstico de involución. Si esta cuestión no se soluciona con dignidad y acierto, el estallido social dejará de ser una amenaza lejana y estará justificado, con las necesarias dosis de violencia incluidas. No es aceptable que como norma la presunción de inocencia se haya convertido en presunción general de culpabilidad. No es soportable un país en el que se cuestione absolutamente todo. Ni un país en que cada habitante esté encerrado en su sola obsesión o preocupación, sea la nacionalista, la republicana, la religiosa, la libertaria o cualquier otra excluyente de la fundamental.

Irá contra todas las normas del Derecho, de la ética y del sentido común, pero el Partido Popular tiene la obligación constitucional, democrática, moral, política e individual de demostrar su inocencia actual y pasada hasta que los ciudadanos se declaren satisfechos, sin intereses bastardos de coartada o manipulación alguna. Sí, esto es la Inquisición democrática contra el PP, contra su posible corrupción. Esto es un juicio popular, esto es la revolución pacífica, esto es un Consejo de guerra política con garantías, esto es en lo que consiste el verdadero avance la Humanidad y su transparencia, esto es la Fuenteovejuna del siglo XXI del pueblo. Esto es la lucha de la España decente contra la indecente. No es Rubalcaba quien lo exige; somos los ciudadanos. Rubalcaba es el mensajero.

Izquierda Unida debería sumarse inmediatamente a estas peticiones, sin ofensas, celos o estrategias de protagonismos.

Y Rubalcaba debería hacer ya una declaración jurada de que él en ningún caso será el próximo candidato, y que este último servicio es su testamento político. Sólo así le creeríamos.

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Gota BASURA: Dolores Cospedal ya ha comenzado a soltar no se sabe si tinta de calamar o basura: Ha dicho que también en Castilla-La Mancha ha habido dirigentes con patrimonios inmensos que nadie explicó. ¿Lo dirá por Bono, por su marido, o por los dos?

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Gota MUNICIPAL: De los 200 asesores que tiene contratados el Ayuntamiento de Madrid, con un sueldo medio de 5.000 euros mensuales, ¿cuántos han sido nombrados por su parentesco consanguíneo o por afinidad de concejales y miembros importantes del PP, y cuántos lo han sido por sus méritos contrastados por oposición o por concurso?