Puntadas sin hilo

Rajoy, un hombre justo

Rajoy se ha calificado a sí mismo de hombre justo. Lo que ya es vanidad e incongruencia, pues eres justo si los demás creen que lo eres. Vamos a ver, señor Rajoy:

¿Es justo que los mayores dineros que dice que vamos a recibir de Europa los vaya a repartir injustamente? Porque, no nos engañe, todo seguirá igual o peor, pues no es lo mismo que a alguien que gana 800 euros le recorten 100 por mor de la austeridad que a uno que gana 80.000 le recorten 10.000. La vida de uno se estrecha seriamente y la del otro apenas se resiente.

¿Es justo que unos ciudadanos tengan vivienda y otros no?

¿Es justo que a unos los desahucien de la que tienen y otros tengan cinco o seis, incluso siendo ministros?

¿Qué hace usted para evitar que los ciudadanos se suiciden porque los desalojan de su casa, el último ayer, Francisco José Lema Bretón, en Córdoba?

¿Es justo que usted le niegue al pueblo catalán su derecho a decidir qué quieren ser?

¿Es justo que la corrupción infecte toda la vida nacional y usted permanezca a la defensiva y la inacción? La propia UE alerta sobre ello y afirma que España no confía en sus políticos, y usted no se inmuta.

¿Es justo que usted otorgue su plena confianza a la ministra de Sanidad, en contra del 84% de los ciudadanos, y un señor, Alberto Rosa, responsable del modelo Alzira como primera experiencia en España que cedió la gestión completa de un hospital público a una empresa privada, afirme que el sanitario es un sector económico más, y ni usted ni la ministra tomen cartas en el asunto, estén transferidas o no las competencias?

¿Es justo que usted permita que la Iglesia Católica, con el Opus Dei en primera línea, estén ocupando la primacía de la educación en España, merced a las subvenciones y cesión gratuita de terrenos para escuelas que usted les concede?

¿Es justo que usted haya dinamitado la independencia de la radio y la televisión públicas?

¿Es justo que no se haya querellado ya contra el señor Bárcenas? ¿Le tiene miedo?

¿Es justo que el presidente de la patronal, señor Rosell, sostenga que es más barato mantener a los funcionarios en casa que en el trabajo y usted no defienda a los funcionarios públicos?

¿Sinceramente cree que ha sido justa la amnistía fiscal?

¿Son justos los indultos que usted ha concedido?

¿Ha sido justo el trato privilegiado que usted ha concedido a los bancos? ¿Es justo que usted permita el trato que éstos han dado a los tenedores de acciones preferentes? ¿Es justo que puedan ser directivos de entidades bancarias personas que han sido condenadas?

¿Es justo que usted defienda en el Parlamento que las corridas de toros son un Bien de Interés Cultural, agraviando así a Catalunya también en esto?

¿Es justo que los sueldos en su partido hayan aumentado un 22% durante los últimos cuatro años de crisis mientras los del resto de españoles decrecen en la misma proporción?

¿Puede usted decir en justicia que la reforma laboral ha sido justa y eficaz o va a serlo, sin más argumento que el vaticinio gratuito de un adivino?

¿Es justo que los españoles hayan vuelto a ver con prevención o pánico a la policía?

¿Es justo que usted diga que todas las instituciones del país funcionan, como afirmó ayer en Bruselas, y las encuestas y la realidad palpable digan que los ciudadanos no confían ni en el Parlamento ni en las autonomías ni en los tribunales ni en ninguna de ellas?

¿De verdad se considera usted un hombre justo? No, usted no es un hombre justo; usted es justo lo contrario de un hombre justo.

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