Puntadas sin hilo

Vayan sacando el dinero del banco

El problema es dónde meterlo, dada ya la poca seguridad del colchón, el calcetín o el hoyo en el jardincito. El Gobierno cree que ‘el rescate de Chipre no es extrapolable a España’. O sea que lo es. No va a ser la primera vez que no mientan. Lo de Chipre es un ensayo general con todo. Luego se hará una primera representación en Portugal, y a continuación gran estreno en España.

Como casi todo el mundo, no entiendo absolutamente nada de economía, pero si llega la catástrofe, cosa posible, a mí no me parece mal la solución de Chipre de que todos los ahorradores paguen el rescate, aunque suene a anatema. Ya sé que lo ideal sería que lo pagaran solamente las clases altas y ricas, pero como a eso no hay Gobierno que se atreva, que lo paguen los ahorradores, incluida la llamada clase media, me parece mejor que sangrar más a los débiles, en el supuesto de que puedan ser sangrados aún más.

La Unión Europea ha inventado otra fórmula para sembrar el terror y el desconcierto, como una variante del corralito argentino, congelando una parte del dinero que los ahorradores tienen en cuentas, planes de pensiones y depósitos de todo tipo. Si realmente solo fuera quitarles el diez por ciento, no pasaría nada, más allá del disgusto de los perjudicados, que son la inmensa mayoría de los ciudadanos de un país. Han organizado un mundo en el que es dificilísimo no tener una cuenta en un banco, que además te cobra por el solo hecho de tenerla aunque no la muevas. Pero el problema es, sería, ¿será?, el desbarajuste, pánico y caos de los ciudadanos apretados ante las sucursales de los bancos para recuperar masivamente su dinero, lo cual provocaría, además, la quiebra de los bancos. Si todos los ciudadanos quieren retirar al tiempo su dinero, no hay banco que resista. Lo cual, a su vez, supone, supondría, ¿supondrá?, un gravísimo desfallecimiento del sistema financiero, ése que tan amorosamente han estado cebando, y de la economía general del país. Lo que para los irredentos y totales inconformistas sería el fin traumático de la crisis y la posibilidad de alumbrar un nuevo sistema político. Aunque hay que decirles que la añorada banca nacionalizada tendría las mismas dificultades: los ciudadanos antepondrían, ¿antepondrán?, la conservación de sus dineros a cualquier socialismo duro o marxismo reemergente.

Si sabe ustedes multiplicar por cien, vayan haciéndolo, pues sería lo de Chipre, un paisito, multiplicado por cien. En cualquier caso, el primer efecto ya se ha producido y permanecerá vivo durante larguísimo tiempo: la espada de la incertidumbre. Ya siempre viviremos con el temor de que pueda ocurrir y nuestro dinero se evapore. La emoción de vivir en el alambre. Es tremendo tener que acostumbrarse a vivir en la incertidumbre. Bien está la incertidumbre en el amor, en la amistad, en lo religioso, incluso en lo judicial, pero no en lo económico, y consecuentemente en lo político.

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Gota BÉLICA: No solo Aznar nos metió en una guerra injusta y sin fundamento, sino que también dio lugar a la tortura de dos indefensos detenidos iraquíes a manos de un pelotón del Ejército español.

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