Puntadas sin hilo

No tenemos arreglo

Es desesperante. La izquierda, o si se prefiere los progresistas, tienen vocación de perdedores. Como una granada de mano lanzada en pleno agosto, Izquierda Unida convoca una gran manifestación a celebrar en octubre para hacer caer al Gobierno, y su máximo jefe, Cayo Lara, descarta hacer frente común con el PSOE porque sus exigencias se limitan a solicitar la dimisión del Presidente del Gobierno y su sustitución por otro dirigente de su partido, pero no reclama elecciones generales, como sí hace IU. De modo que ya se puede pronosticar el fracaso de tal convocatoria. IU ha decidido estrellarse sola. El PSOE es un desastre, pero sin su participación resulta imposible armar un frente sólido y fuerte de oposición, al que, además, coincidirá octubre con su intento de renovación. Por muy optimista que sea Cayo Lara no reunirá a más del 20% de ciudadanos, que es el tope actual calculado para su formación y otras opciones de izquierda.

Si a las primeras de cambio ya ni existe posibilidad de acuerdo, quiere decir que no hay voluntad de concordia para un frente común en el que todos cedan en sus exigencias máximas. Por tanto, un acuerdo o pacto preelectoral se presenta como una quimera. Esta protesta anunciada será flor de un día, muestra de disensiones, y, paradójicamente, reforzará al Gobierno, que se seguirá valiendo de su mayoría absoluta parlamentaria y la ayuda o abstención de los partidos nacionalistas de derecha. Mi vaticinio, dos meses y medio antes, es que será un fracaso, que además colocará a IU al borde del ridículo y le hará perder fuerza futura. Una pena.

El ansia de individualismo, la preocupación por el liderazgo, el creerse en posesión de la verdad política y social, las exclusiones gratuitas, consiguen que nos conformemos con la queja, falta de toda eficiencia práctica, y unos y otros naveguemos dispersos, a diferencia de la férrea unión existente en la derecha. Desde luego Cayo Lara no es, en mi opinión, un modelo de finura política y la estrategia que impone a su partido resulta infantil, sectaria, burda y equivocada. Tiempo al tiempo. Aparte de que en unas supuestas elecciones generales IU no alcanzaría más del 20%, según todos los datos demoscópicos. Y resulta un tanto grotesco que Lara, además de la diversión crea en los milagros o en el cambio vertiginoso de voto de la sociedad española. Primer gran cartucho desperdiciado.

De añadidura decir que la convocatoria de elecciones generales de modo precipitado, en estos momentos y en medio de la crisis económica, que no está superada ni mucho menos, no servirá sino para agravarla y contribuirían seriamente en la inestabilidad política. Cuando hay que unir, cuando la acción política conjunta es lo inevitable y racionas, IU lo que hace es dividir y marcar territorio. Egoísmo apolítico y asocial se llama eso.

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