Puntadas sin hilo

Transparencia a la española

¿Alguien cree que tras la aprobación de la Ley de Transparencia, España será un país más transparente? La respuesta es transparente: no. Aquí somos muy dados al chisme, a la confidencia con la esperanza de que el interlocutor lo cuente, a la exclusiva sensacionalista a los secretos de Estado acordados a capricho por los Gobiernos, al éxito de los programas de misterio, a las intrigas y conspiraciones inventadas, a todo menos a la transparencia real sobre los asuntos públicos que nos atañen. La Casa Real y la Iglesia Católica seguirán, por ley, sin ser transparentes, lo cual las descalifica. Y como dice el refrancillo, hecha la ley hecha la trampa, nos refugiamos, se refugian en los reglamentos que desarrollen la ley, ante la evidencia negarán o callarán, se seguirán bloqueando las Comisiones de Investigación que convenga a los bloqueadores, nunca sabremos los gastos preparatorios españoles de los Juegos Olímpicos, entrenador de inglés de Ana Botella incluido, ni los sobresueldos del PP y su contabilidad B, ni la verdad de los ERE andaluces, ni nada de nada. Esta ley es un paripé.

Se creara una Oficina para la transparencia, es cierto que querremos saber cosas absurdas, ¿o no hay nada absurdo?, pero solo se conseguirá inflar la burocracia inútil. Al cabo de muchísimos años conoceremos todo lo que nos han mentido; la nuestra será una transparencia retardada, cuando ya no se puedan exigir responsabilidades.

Toda España es sospechosa, especialmente en sus cargos institucionales o políticos, y no va a ser fácil, ni hay ánimo, para enmendarlo. La mentira nos produce morbo y es una disculpa tolerada. Aunque los primeros transgresores son los medios de comunicación. El misterio mueve el mundo, como señaló Umberto Eco, pero no la falta de transparencia. Incluso nos escudamos en el que todo es delo color del cristal...

Y sin embargo la transparencia es vital para el progreso social y un requisito imprescindible para ser un país serio y con futuro. La transparencia es inversamente proporcional a la calidad democrática. La transparencia debería ser como la palabra de honor. Una ley de transparencia que se apruebe por unanimidad, no como ha ocurrido con la aprobada ayer, que nace muerta y con engaño. Alguien ha querido ocultar algo, diría Gila. Será transparente aquello que yo quiera. La falta de transparencia es hermana de las sinrazones ocultas. A no ser que prefiramos taparnos los ojos y permanecer en nuestras señas de identidad eternas, todos los chanchullos públicos permitidos. Solo nos quedará ser transparentes en nuestras vidas personales. ¿Lo cumplimos? Cada uno con su conciencia. Pero esta ley no es transparente ni lo fomenta. ¿Ustedes creen que Rajoy y Rubalcaba son transparentes? ¿A quién creen ustedes en España?

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Gota TRANSPARENTE: Lo único que es transparente son nuestras deudas: ‘La deuda supera en seis veces el objetivo del Gobierno para todo el año. La del Estado suma 818.375 millones, y la de las autonomías 193.296 millones, cifra récord." Y es como ha dicho El Roto hoy mismo ‘Cuando dejamos de contar con los dedos, empezaron los problemas económicos’.

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